El menor de los atrevimientos de la primera temporada de Fleabag es la constante ruptura de la cuarta pared. Pero también es su gran seña de identidad. Los expresivos ojos de Phoebe Waller-Bridge -actriz protagonista y autora del texto de cada episodio- y su inabarcable sonrisa irónica convierten cada plano de la serie en algo completamente diferente a todo lo demás. No es que haya inventado nada -sin ir más lejos, los personajes de The Office también miran a cámara, por no mencionar la perorata constante de Deadpool– pero el continuo diálogo de la protagonista con el espectador establece una intimidad adictiva y una irreverencia que solo puedo comparar con los mejores episodios de Buggs Bunny. La gestualidad de Waller-Bridge es tan importante como los guiones ingeniosos y precisos que también firma ella.