¿Qué cabía esperar del “disco de divorcio de Coldplay”? Ciertamente nos hubiesen sorprendido si se hubiesen sacado de la manga una serie de dolientes exploraciones del dolor y la ausencia en la línea de Blood on the tracks (1975), Shoot out the lights (1982) Heartbreaker (2000) y demás discos-canon del subgénero de las rupturas sentimentales.

No: Coldplay han hecho carrera del llanto amplificado, y ahora que la vida de Chris Martin le da razones reales para la autocompasión (el disco fue creado durante el proceso de ruptura con su flamante y hollywoodiense esposa, Gwyneth Paltrow), cabía esperar que Ghost stories fuese una sucesión de lamentaciones sin excesiva ambición de trascender más allá de la emoción fácil.