Ser músico en Brooklyn ha de representar una presión enorme. Aunque el proceso de gentrificación hace ya tiempo que culminó su ciclo por allí, todavía sigue siendo un lugar que etiqueta a sus artistas tanto o más que los géneros musicales que éstos decidan defender. Cantarle al mundo desde Brooklyn suele ser sinónimo de vivir entre la experimentación y el eterno posturno alternativo.