Gabriel Celaya afirmaba que la poesía era una arma cargada de futuro. Un trozo invisible de este mundo pretende especificar que el teatro es una arma cargada de reivindicación y protesta, utilizada en este caso para hablar y sensibilizar al espectador sobre la angustiosa realidad de la inmigración y el exilio en un mundo, el actual, en el que la globalización nos permite conocer e incluso experimentar las realidades propias de cualquier rincón del mundo y al mismo tiempo potencia el control del mismo por parte de los poderes económicos y políticos más despiadados del planeta.