Solemos asociar al tango la sensualidad. También una técnica rigurosa. Porque con este baile los amantes, unidos por un sentimiento infinito, se hallan emparejados como si en cualquier momento fuera a romperse su querer. Y los cuerpos de los artistas que lo bailan deben disociarse: por un lado, la rigidez de sus figuras cara a cara al entrelazarse; por otro, la vehemencia de sus piernas buscando cubrir con ansiedad el leve hueco que les separa; y aun el vuelo de ella orbitando dócilmente alrededor de los decididos brazos de él.