No cabe duda de que Goldfrapp fueron una de las grandes sorpresas que nos dio la música de principio de siglo. Primero, con ese pop electrónico elegante y tranquilo que sorprendía por los juegos de voz que hacía Alison, su cantante. Y más tarde por su deriva hacia un synth-pop más bailable, el cual los hizo crear hits tan incontestables como “Rocket” o “Ooh La La”.