En una metáfora perfecta del fascismo, Higinio (Antonio de la Torre) debe ocultarse en un hueco en su propia casa, tras perder su bando la Guerra Civil. Oculto, no podrá salir a la calle, ni asomarse por la puerta o la ventana, ni hablar demasiado alto con su mujer, Rosa (Belén Cuesta). Se verá obligado a dejar de existir, privado de todas sus libertades. La trinchera infinita nos cuenta de forma sorprendente y magnífica cómo se puede alargar esa situación imposible.