8.0
Score

Final Verdict

“Everithing is Alive” es un nuevo comienzo, de una banda que lleva a sus espaldas más de 35 años, que hace treinta ya público el enorme “Souvlaki”, pero que no se conforma con simplemente mirar por el retrovisor, que se sitúan ante un foco completamente nuevo, pero sin alienar a sus fanáticos seguidores de toda la vida.

“Everything is Alive” (2023), supone la segunda entrega con nuevos temas desde que se produjo el regreso de Slowdive tras su silencio musical que se prolongó durante algo más de 20 años.

Esa máxima de los retornos paulatinos que se produjeron en la década pasada, respecto de muchas de las antiguas bandas desaparecidas hacía lustros cuyo único objetivo era realizar una serie de conciertos y apariciones en los más diversos festivales no es el caso de Slowdive. Es este caso va mucho más allá, aunque es cierto que hicieron su gira de rigor y tocaron en festivales varios, ese retorno a supuso la edición de dos excelentes discos, quizás el homónimo del 2017 un poco por encima de la entrega actual, que atesoran canciones que provocan y, provocarán sin duda, aplausos y ovaciones del público, en lugar de lo que ocurre con el retorno de otras bandas que, una vez escuchados los clásicos, se produce la huida del espectador que desaparece o desconecta.

Reseñar que, para Slowdive y resto de la gran mayoría de las bandas (Ride, My Bloody Valentine,…), que abrazaban el “Shoegaze”, apelativo parcialmente denostado en su momento, tuvieron en la mayoría de los casos un final muy abrupto, ya que la crítica y el público les giró totalmente la cara con la irrupción del “Brit Pop”, que arrasó en un espacio muy breve de tiempo con todo lo que no tenía cabida en dicha corriente (para ser justos se debe reconocer que en el caso de Slowdive, el experimental “Pygmalion”, su trabajo lanzado en el año 1995, ayudó bastante a que se produjera esa descomposición de la banda).  

Por eso este retorno ha servido para que, tanto la crítica como el público en general, los haya sacado de ese peligroso cajón denominado “banda de culto” y los sitúe en su debido lugar, muy por encima de los estadios iniciales cuando la definición más habitual era que rebosaban una emoción y ternura casi adolescente.

Entrados en materia, “Everithing is Alive”, es un trabajo emotivo y esperanzado, continuista respecto de las letras misteriosas e inexpugnables que siempre han sido características de la banda, manteniendo a su vez, esa nebulosa adorable esfera musical que te deja totalmente absorto, mientras a tu alrededor todo se desarrolla a un ritmo mucho más lento en cuanto suenan los primeros acordes, pero en este caso concreto, con un punto electrónico y minimalista que relanza la concepción que hasta la fecha teníamos de Slowdive.  

 Ya de salida, con “Shanty” se cumple plenamente la calificación. En el primer minuto el único sonido, borroso, es un sintetizador que avanza esa frialdad que parece que querían transmitir con su presente entrega, pero rápidamente aparece la primera guitarra y unas etéreas e incomprensibles letras que ponen la piel de gallina.

A medida que avanza, vemos que la parte musical tiene mucha más enjundia que en anteriores trabajos incluso con algún tema instrumental que, evidentemente la  banda ha pretendido destacar ya que es el segundo corte del trabajo. Por eso, los casi cinco minutos “Prayer Remembered”, recoge esos característicos momentos inquietantemente hermosos que se desarrollan entre el fino filo existente entre la melancolía y el éxtasis ¿ la “Treefingers” de Slowdive? .

El trabajo se va calentando, con la aparición de las primeras guitarras, aunque los sintetizadores no acaban nunca de desaparecer, como con “Alife” una puñalada directa dedicada a la madre de Rachel Goswell y al padre de Simon Scott ambos fallecidos en este último periodo.

“Andalucia Plays” cambia el tercio y nos lleva a una pequeña oda al sol andaluz, siguiendo el imaginario de John Cale: “The sun’s coming up And i see you are smiling”, pero es un pequeño interludio ante la llegada de la exquisita, lóbrega y trémula “Kisses”, una travesía de anhelos nocturnos que podría pasar por uno de los primeros clásicos de New Order una vez lo pasamos por el filtro del “dream pop”. Ésta junto con el siguiente corte, “Skin in the Game», sean quizás las mayores concesiones realizadas hacía el sonido más clásico de la banda.

“Chained to a Cloud” se construye alrededor de un emergente bucle electrónico sepulcral, que nos lleva a los primigenios Beach House, siendo el momento más ligero del álbum, antes del nuevo giro final con “The Stab”, canción con estructura indie rock que cierra el trabajo con percusiones robustas y con reverberaciones vocales extremas en una sacudida sin filtro que pone fin a esta amalgama que entre realidad y ensimismamiento nos entrega la banda.

En definitiva, un álbum que sustituye las guitarras por líneas de bajo monótonas, que carece de melodías pop y aparecen en su lugar armonías oscuras, pero sin que desaparezcan momentos sorprendentemente pegadizos. Priorizan las texturas electrónicas, el ambiente post punk y la sensibilidad gótica, mucho más que incluso en sus inicios en la década de los 90.

“Everithing is Alive” es un nuevo comienzo, de una banda que lleva a sus espaldas más de 35 años, que hace treinta ya público el enorme “Souvlaki”, pero que no se conforma con simplemente mirar por el retrovisor, que se sitúan ante un foco completamente nuevo, pero sin alienar a sus fanáticos seguidores de toda la vida. Circunstancia con mucho mérito y harto complicada de conseguir.