¿Por dónde empezar? Estoy aquí, sentado ante el ordenador con el Word abierto y con la seria responsabilidad de escribir unas palabras sobre uno de los grandes genios de la música. El folio en blanco me mira desafiante, y yo solo puedo pensar en que ya nunca podré ver en directo a uno de mis músicos más adorados.

Empezaré por el principio. Mi primer flechazo lo tuve con 11 años. Corría el año 1989 y todos los niños de mi edad andábamos como locos ante el inminente estreno de Batman, de Tim Burton. Para promocionar la película recuerdo que estrenaron en la tele el vídeo de Partyman, primer single de la banda sonora. Aquello fue todo un acontecimiento, recordemos que era la época en la que solo teníamos dos canales. En aquel vídeo una legión de “Jokers” haciendo de las suyas atraparon la atención de mi yo de 11 años, lo que me hizo pedir el vinilo por Navidad. La de discos impresionantes que había hecho Prince antes de este y, sin embargo, mi introducción a su música fue por uno de sus discos más flojos. ¡Qué cosas!

Muchos años más tarde, mi amigo y compañero de aventuras musicales, Sergio Miró, me dijo con muchísima ilusión que Prince había vuelto a la actualidad con un nuevo disco, Musicology. Recuerdo comentarle que llevaba mucho tiempo desconectado de Prince y que no sabría por dónde empezar para reconectar con su música; “hazme un variado con sus temas clave”; esa fue mi petición, iluso de mí. 11 cds hasta los topes fue lo que obtuve por respuesta. ¡11 cds variados! Esos discos no solo me reconectaron con Prince, sino que despertaron mi pasión por su música y por su persona. Comencé a devorar sus discos completos. Cuanto más escuchaba y más descubría, más me gustaba y más quería escuchar. Por suerte, estaba ante un artista tan prolífico que material había de sobra para alimentar mi ansia.

En esto de la música tenemos la costumbre de estar siempre elaborando listas. Que si mis discos favoritos, que si lo mejor del año, que si los mejores cantantes de la historia… Como no podría ser de otra manera, yo tengo la de mis guitarristas favoritos, lo cual es bastante absurdo porque cambia cada pocos meses. La única constante en esa lista: Prince. Qué sonido, qué fraseo, qué feeling, qué talento. Y lo más impresionante es que podemos aplicar esto a todo lo que hace. A cómo canta, a cómo toca el piano, el bajo, la batería, a cómo compone, produce, graba o mezcla. ¡Porque lo hace todo él!

Este es un año en el que nos han dejado muchísimos talentos. Genios. Personas que han hecho de este mundo un lugar mejor y que han dejado un legado (inmenso en el caso de Prince) para todo aquel que quiera acercarse a él. Me cuesta imaginar cómo será la sociedad de aquí a equis años en lo que al arte se refiere, pero quisiera pensar que cualquiera con un mínimo de sensibilidad se seguirá estremeciendo al contemplar un cuadro de Velázquez, al ver una película de Bergman o al escuchar una canción -un solo- de Prince.

Quiero terminar recordando parte del discurso que Alicia Keys dio en 2004, cuando Prince fue investido como miembro del Rock and Roll Hall of Fame. Y es que “hay muchos reyes: el rey Enrique VIII, el rey Salomón, los tres reyes magos… pero solo hay un Príncipe (Prince).”