Los suecos nunca han escondido su obsesión por los ochenta —el timbre de voz de su cantante es calcado al de Robert Smith—, y han dejado bien claro que The Smiths han sido una gran influencia en su carrera. En «Optica» vuelven a mirar hacia esa década, pero hay diferencias notables con sus anteriores trabajos. Han ampliado sus miras, y ahora los New Romantics y el soft-pop también tienen cabida en su música. Y oye, no se les da nada mal hacer de Roxy Music o reivindicar las hombreras de China Crisis.

El comienzo del disco es arrollador y no se le puede poner pegas. Tanto cuando son los mismos de siempre y se ponen melancólicos (precioso el estribillo de Sugar) como cuando le dan al pop pegadizo y bailable, y nos entregan joyas como Illusions o 14th Of July (uno de los hits del disco). Blue Ice, que fue la carta de presentación de este disco (¿os acordáis del vídeo con el vinilo de hielo?), es la primera sorpresa. Aquí es donde se van hacia ese pop elegante y softie que tanto recuerda a la banda de Bryan Ferry, y nos entregan uno de los temazos del álbum. También se ponen tranquilos en Burn, pero sin salirse de los esquemas que han practicado desde sus comienzos. En el ecuador del disco llegamos a Walking In Your Footsteps, una autentica ochentada en la que recurren a guitarrazos sintéticos (tan de esa época), a una flauta, y a un estribillo infalible. Es el otro gran hit del disco.

En la segunda parte del disco es donde más altibajos nos encontramos (y donde se estrellan alguna vez). Un buen ejemplo es la sosa Glasgow, la cual alargan innecesariamente hasta los siete minutos, sin que pase absolutamente nada destacable. Afortunadamente, la melancolía y el estribillo redondo aparecen otra vez en la preciosa Where You Come In. Los de Estocolmo hacen este tipo de canciones con una facilidad pasmosa, y a veces da la sensación de que esto lo puede hacer cualquiera, pero no, no es tan fácil. Hermilia es el tema rarito del disco, ese que no sabes si te gusta o te desagrada. O las dos cosas a la vez. Lo dejaremos en que es interesante. Vuelven a dar lo mejor de sí mismos en Chasing The Sinking Sun, donde nos obsequian con una intro que recuerda mucho al One de U2 (One word, one way, One turn, one word to say, One love, one way, One turn, one more then to say?) Desgraciadamente, lo bueno del disco se acaba aquí. Los dos temas que lo cierran no pasan de la normalidad, y entre los dos se chupan doce minutos que no van a ningún lado. Si se los hubieran ahorrado, estaríamos ante un disco sobresaliente. De todos modos, es un disco notable; de notable alto.