7.9
Score

Final Verdict

Sharon Van Etten entrega una colección de canciones muy personal en la que se va hacia su faceta más sintética y épica. Y lo cierto es que, con ella, consigue unos cuantos grandes momentos. Además de algún hit que otro.

Sharon Van Etten ha tomado una decisión un tanto curiosa, y algo arriesgada, con el lanzamiento de su último trabajo. El hecho de no sacar ningún adelanto en una época en la que los singles casi tienen más vida que los álbumes no deja de ser algo valiente. Además de sorprendente, porque, en los últimos años, la artista norteamericana nos ha dejado unas cuantas canciones sueltas con las que ha demostrado que no tiene nada en contra de este formato. Pero el caso es que, una vez escuchas este ‘We’ve Been Going About This All Wrong’, te das cuenta de que es uno de esos trabajos que funcionan mejor sin disecciones. Que ha sido la razón principal por la que no ha sacado adelantos. Así que al final no era una idea nada descabellada.

Estamos ante un álbum muy personal en el que la artista de New Jersey nos deja una colección de canciones en la que nos habla de los últimos tres años de su vida. Unos años que han estado llenos de cambios, pandemias, y catástrofes naturales. Y es que, al poco tiempo de mudarse a Los Ángeles con su pareja y su hijo de apenas dos años, llegaron los incendios que asolaron California, los cuales estaban bastante cerca de su casa. Y a las pocas semanas de esto llegó la pandemia. Así que se encontró en una ciudad nueva, con un hijo pequeño, un confinamiento, y la frustración por no poder dar comienzo a su nueva vida. Un material de oro para una compositora con su talento.

Salvo alguna ayuda que otra, Sharon Van Etten ha tocado prácticamente todos los instrumentos de este álbum. Y ha optado por dar rienda suelta a su faceta más electrónica, ensoñadora, y épica. Temas como “Darkness Fades”, “Anything” o “Born” nos meten de lleno en una especie de nebulosa reposada y sintética que termina explotando en un intenso mar de teclados o cuerdas. Y si nos vamos a “Headspace”, nos encontramos con un corte más sucio y potente en el que pone la distorsión y la electrónica al servicio de su faceta mas desgarradora. Pero también sabe cuando es el momento de contenerse y dejar que las canciones fluyan sin más. Es el caso de la estupenda “Home to Me”, en la que le vale con un simple teclado que va subiendo poco a poco. O esa “Far Away” final, en la que se mete de lleno en terrenos dream-pop.

Lo que sí es cierto es que, quizás, no hay uno temas tan directos como “Seventeen” o “Comeback Kid”, que convirtieron su anterior trabajo en todo un éxito, pero hay alguno que se queda cerca. Es el caso de “I’ll Try”, donde se anima un poco con las cajas de ritmos y se saca de la manga un dulce corte de synth-pop. Pero también de “Come Back”, la que es la gran balada del disco, y todo un derroche de épica desgarradora. Aunque el premio gordo se lo lleva “Mistakes”, la que, al final, ha sido elegida como primer single. Aquí sí que se nota que va a por el hit, y lo cierto es que, gracias a su ritmo bailongo, y su estribillo pegadizo, lo consigue.