Una de las cosas que siempre se le ha criticado a los grupos que debutan con un álbum recibido con alabanzas y entusiasmo, es el hecho de repetir fórmula. Pero si hacemos un repaso a la historia de la música, nos encontramos con segundos trabajos que siguen este patrón, y que son sobresalientes. Pongamos por ejemplo el “Room On Fire” de The Strokes, un disco que contiene varios clásicos de la banda. Además, ya hemos podido ver cómo ha sido su evolución en discos posteriores. Todo esto es algo que se le puede aplicar al segundo largo de Rolling Blackouts Coastal Fever, que suena igual de bien que su primer álbum, y que contiene otro buen puñado de canciones notables.

Sideways To New Italy” sigue nutriéndose de los sonidos que tan bien han explotado los australianos hasta ahora. Ya sabéis, un poco del sonido Dunedin de The Chills o The Bats, otro poco de The Feelies, y algo de los primeros R.E.M. Todo condensado con esa base rítmica potente y con su talento para crear melodías que se pegan a las primeras de cambio. Además, parece que esa Italia de los antepasados de dos de los miembros del grupo, les ha inspirado para hacer un trabajo un tanto más luminoso y pop. Así que tenemos todos los ingredientes necesarios para encontrarnos con uno de los discos de este verano.

Lo primero que nos encontramos nada más darle al play, es ‘The Second Of The First’, un corte marca de la casa, donde se vuelven a fusionar las guitarras acústicas con las eléctricas, y con una sección rítmica acelerada e intensa. Algo a lo que vuelven en ‘She’s There’, que huele a clásico desde su primera escucha, o en ese otro himno llamado ‘Cars In Space’. Supongo que, por eso mismo, ya se les acusa un poco de repetirse. Pero oye, ojalá todos los grupos se repitieran así de bien. 

No todo es aceleración en la música de Rolling Blackouts Coastal Fever. Los de Melbourne también son unos expertos en entregar pequeñas gemas de pop más domesticado. De hecho, se podría decir, que aquí ganan la partida. Ahí tenemos ‘The Only One’, un corte mucho más juguetón de lo habitual. O la estupenda ‘Cameo’, donde juegan un poco más con la épica (imposible resistirse a su estribillo final). Además de esa ‘The Cool Change’ final, con la que cierran el álbum acercándose a sonidos más propios de los The Psychedelic Furs menos oscuros y más pop.