8.0
Score

Final Verdict

Robert Forster nos deja un disco que, no solo conmueve por la historia que hay detrás, también por la belleza de muchas de sus canciones.

Hay discos que nacen con una historia detrás que hace que, ya de primeras, tengan un contenido emocional extra. Una experiencia, mala o buena, una historia de amor, o cualquier cosa que haya sido importante en la vida del artista a la hora de componer las canciones. Y eso es lo que le ha pasado a Robert Forster, que acaba de publicar un trabajo que ha compuesto y grabado junto a su familia al completo. Unas canciones que sirvieron como una especie de vía de escape a las sesiones de quimioterapia de Karin Bäumler, su mujer, a la que le diagnosticaron un cáncer de ovario en 2021. De hecho, todo empezó porque ella misma fue la que dijo que solo se olvidaba de la enfermedad cuando estaba tocando música. Así que, con la ayuda de sus dos hijos, y varios amigos, se hicieron con nueve temas de lo más emocionantes.

The Candle and the Flame’ está compuesto de forma bastante casera. Aunque sí es cierto que lograron alquilar un estudio cuando la pandemia dio un respiro, y cuando Karim tuvo fuerza para entrar a grabar. Pero la esencia casera está ahí. Quizá, por eso, buena parte de las canciones ni siquiera cuentan con una batería y se apoyan bastante en la guitarra acústica. Algo que se asemeja bastante a su directo. Eso sí, hay excepciones, como esa “Always” que tanto recuerda a The Go-Betweens, el grupo del que formó parte durante décadas. O esa delicia llamada “Tender Years”, en la que, de alguna manera, recuerda algunas de las mejores experiencias vividas con su mujer. Y ojo, porque los propios amigos de Forster le han comentado que es la mejor canción de amor que ha escrito jamás.

Como no podía ser de otra manera, la enfermedad está presente en varios temas del disco. Pero sí es cierto que lo hace desde una perspectiva llena de esperanza. No obstante, hasta que nosotros sabemos, la quimioterapia funcionó. Así, en “She’s a Fighter”, nos deja el sonido más crudo del disco -es increíble como suena esa guitarra de Louis Forster, miembro de los difuntos The Goon Sax-, para contarnos que su mujer es una luchadora. Y eso con una letra que tan solo cuenta con dos frases. O la especie de resignación que aparece en “It’s Only Poison”, donde es evidente que habla del proceso de curación y de que no queda más remedio que aguantar ese veneno que te puede salvar la vida.

La nostalgia también es una de las claves del disco. Algo lógico, porque cuando se vive una situación así, lo normal es echar la vista atrás. Eso es lo que hace Robert Forster en “The Roads”, una bella canción acústica que va subiendo de intensidad hasta llegar a un final en el que entran unas cuerdas que te ponen los vellos de punta. Y todo para contarnos los viajes en coche por Alemania que hacia con su mujer. O esa “When I Was a Young Man”, donde recuerda cuando con 21 años se fue de casa de sus padres y empezó a componer canciones. Y hay que decir que es un cierre perfecto y emocionante para el disco.