En ocasiones no recordamos el severo efecto que puede producir la música al transportarnos a lo más íntimo de nuestros sentimientos. Richard Hawley es capaz de ello, de amaestrar nuestras prisas, de ralentizar la cadencia de nuestros corazones hasta hacernos quedar inmóviles. De que estemos solamente atentos a lo que con su voz nos muestra con delicadeza. Cruda, desgarradora y sincera delicadeza.
El músico de Sheffield salió al escenario para regalarnos sus canciones más personales y hondas, las que siembran su último trabajo Truelove´s Gutter. Un mundo de baladas densas, quizá su disco más difícil, pero de un clasicismo imperecedero. Sin palabras comenzó el concierto con As the dawn breaks y Ashes on the fire dos de las canciones de este último trabajo. Su cavernosa voz y las cuerdas de sus guitarras (se produjo un cambio de guitarra a cada canción), cortaban como puñales.
Interpretó Lady Solitude y Hotel Room de Ladys Bridge y Coles Corner, para volver de nuevo a Trueloves Gutter con una interpretación estremecedora de Soldier On.
Canciones que recrean atmosferas densas y melancólicas, en las que en ocasiones Richard Hawley parece ser su dueño y en otras en cambio su prisionero. Interpretaciones hirientes, pesar en el rostro y cuidada interpretación donde el más pequeño sonido de su guitarra es de una vital y estudiada importancia. Sonaron Coless Corner y The Ocean del disco Coles Corner, Oh my love y Run for me de Lowedges y Open you up y Dont you cry de su más reciente álbum. Y con las pocas palabras que llego se marcho del escenario dando las gracias.
Del profundo silencio se arrancaron los sinceros aplausos a las espera de que a su retorno nos ofreciera un extra de su talento. A su vuelta al escenario y en un breve discurso, aunque el más largo de la noche, nos comunico que estaba tranquilo pero que era un momento muy difícil para el porqué la noche anterior había muerto su mejor amigo, un tipo al que conocía desde hace 22 años. Una vez terminado el concierto descubrí que esa persona era el guitarrista Tim McCall, al que Hawley presento a Jarvis Cocker para que formara parte de la banda que acompaña a este en su andadura en solitario. Solo volvió para dedicarle Little Wing de Jimi Hendrix y terminar su concierto.
Fotos: David Blutaski
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