8.2
Score

Final Verdict

Puzzles y Dragones entregan un segundo álbum que te robará el corazón a la primera escucha. Una colección de canciones en la que su indie-pop se llena de melancolía, pero en la que no pierden su lado más jangle y su talento para hacer hits que podrían estar entre lo mejor del género.

Si hay una banda nacional que ha sabido absorber el sonido del pop británico de los ochenta y darle personalidad, esa es Puzzles y Dragones. Porque sí, tras escuchar las canciones de los madrileños, es fácil recurrir a los grupos de Sarah Records y pensar que estamos ante otro grupo más que se ha dejado llevar por ese pop de guitarras tan influyente en décadas posteriores. Pero no, porque, aunque resulta evidente que tiran bastante de ahí, también es cierto que le dan un sonido más de aquí. No obstante, en la nota de prensa de su sello dejan caer que su último trabajo suena como «si los primeros Secretos hubiesen sacado un disco en Sarah Records». Y hay que decir que es una descripción bastante acertada.

Recuerdos de Puzzles y Dragones’ cierra una trilogía que empezó con el EP de 2013 ‘Somos Puzzles y Dragones’, y siguió con ‘Vuelven Puzzles y Dragones’, el álbum de debut que publicaron en 2017. Es más, a pesar de que ha pasado una década desde su primer lanzamiento, aseguran que ya tenían claro como querían que sonaran los discos siguientes. Incluso ya contaban con algunas de sus canciones compuestas. De ahí la necesidad de hacer esa trilogía y darle coherencia. Y ahora nos enfrentamos al cierre, y a una colección de canciones que miran al pasado, al presente, e incluso al futuro.

Puzzles y Dragones manejan estupendamente los ingredientes básicos para hacer una gran canción pop. Sus guitarras, que juegan de maravilla con esa dualidad entre las acústicas y las eléctricas, no pueden sonar más bellas. A lo que hay que unir ese ritmo algo juguetón tan habitual en los grupos de jangle-pop, y una melancolía que sobrevuela en prácticamente todos sus temas. Con solo esto, consiguen dar con canciones tan sumamente bonitas como “Rubén y Andrea”, que abre el álbum recuperando viejos amores, o “El final de la felicidad”, en la que se hacen con una trompeta que es puro The Pale Fountains. Además de “La distancia está cerca”, donde juegan con una caja de ritmos y con teclado absolutamente bello. Y ojo con “Fantasía” y “Facebook”, dos temas con alma de hit.

Lo bueno que tienen Puzzles y Dragones es que no les hace falta irse hacia su lado más animado para dar con una canción que te llegue a la primera. Y el mejor ejemplo de esto es “Abismos y sombras”, toda una joya que se cuece a fuego lento y en la que la melancolía crece para volver a indagar en el amor. Aunque, en este caso, sea mirando al futuro. O esa “Los días sin final” donde se dejan llevar por una instrumentación totalmente acústica, y donde la voz femenina cobra más protagonismo. Además de “Gente mayor” y “La línea de la sombra”, que cierran el disco yéndose hacia un sonido más clásico y menos jangle-pop. Y hay que decir que también les funciona de maravilla.