La historia de Popen es la de un duro viaje iniciático, la historia de un sueño cumplido con constancia e insistencia. Cuatro años ha tardado la cantante argentina Popen Vidal en dar por cumplida la meta de publicar su primer disco como Popen, dificultad que se exacerba tras la abrupta ruptura de Dos Elefantes, la banda que la argentina tenía con su hermano. Tras volver a España, Popen Vidal se muda a la Huerta De Meliana en Valencia, en cuya tranquilidad concebiría Resiliencia (Sello Salvaje, 2014).
Popen es un proyecto muy personal, más cercano al jazz que al pop. Sus atmósferas, los bajos tocados con acordes abiertos y sobre todo una voz hipnótica y sugerente, nos conducen por paisajes musicales tiernos en ocasiones, rocosos y desgarradores la mayor parte de las veces. Popen Vidal se declara a si misma como heredera de las grandes mujeres que han luchado guitarra en mano en el mundo del rock, pero en Popen la argentina está acompañada por Chema Ayllón al bajo y por Miguel Asensio a la batería.
Resiliencia es un álbum sorprendente y único en la escena nacional, con ocho canciones que son oníricas odas a la naturaleza y cuyo psicodélico latido las empuja hacia la fusión y el mestizaje. Las canciones de Popen son de concepto poliédrico, con melodías angulosas para degustar con tiempo y calma. Grabado en los Estudios Lalal por Manuel Tomás, el primer álbum de Popen ha sido producido por la propia Popen Vidal y masterizado por Manuel Tomás.
Resiliencia es un reseteo, es la historia de una reinvención. Resiliencia es el triunfo de los soñadores. Parafraseando a Popen Vidal, sus lunas rojas, sus tardes buenas, sus sonrisas y sus cielos “ahora forman parte del mundo”.