Nation of Language es una de esas bandas que han crecido con la pandemia. Y claro, también es una banda que ha sufrido sus consecuencias. Entre ellas, la de tener que aplazar su gira por la última ola del virus. Afortunadamente, parece que ya hemos vuelto a lo más parecido a la normalidad, y por fin hemos podido ver al grupo de Brooklyn en España. Además, había ganas, porque la Sala El Sol de Madrid presentaba un llenazo como el que hacía tiempo no se veía. De hecho, se les quedó pequeña, ya que hace semanas que tenían las entradas agotadas.

Abrió la noche Wings of Desire. La banda de Londres, de la que esta misma semana os hemos presentado su último single, dio buena cuenta de esa influencia confesada del indie-rock neoyorquino de los primeros 2000 -parece que ya hemos llegado a ese revival-. Y hay que reconocer que sus canciones cuentan con la fuerza de esas bandas, porque temas como “Runnin’”, con la que abrieron su concierto, “Be Here Now”, o “Better Late Than Never”, sonaron contundentes encima del escenario. Pero también también dejaron ver una faceta más ensoñadora en “Perfect World”, uno de los dos singles que han editado en este 2022, y una de las canciones en las que los teclados cobran más protagonismo. Aunque eso sí, para terminar, nos dejaron una potente, y algo más guitarrera que su versión de estudio, “0 0 1”. Hay que seguirles la pista.

Nation of Language salieron al escenario del Sol con casi media hora de retraso. Algunos de los presentes lo achacaban al dichoso fútbol, que en ese momento tenia a media Madrid paralizada como si no hubiera otra cosa más importante en el mundo. Y es que, el hecho de que fuera una hora más tarde que su cita barcelonesa, ya levantaba sospechas. El caso es que subieron al escenario casi a las once de la noche, pero solo tuvieron que atacar “In Manhattan” para que el cabreo considerable de muchos de los presentes se convirtiera en autentica devoción. Porque hay que decir que la banda neoyorquina es de las que se come ese escenario. Los bailes constantes de Ian Devaney, que no para quieto un segundo, y la simpatía tras los teclados de Aidan Noell, hacen bastante para que te metas en su concierto a las primeras de cambio.

Evidentemente, más allá de su carisma encima del escenario, lo mejor de Nation of Language son sus canciones. Los de Brooklyn cuentan con tan solo un par de álbumes y unos pocos singles, pero ya son capaces de mantener un concierto de más de una hora sin una sola fisura. Temas como “Rush & Fever”, “The Grey Commute”, en la que Devaney cogió la guitarra, “September Again” y “On Division St”, no solo sonaron a gloria, también fueron acogidos como auténticos hits. Incluso consiguieron hacer bailar a todos los presentes con la lejana “I’ve Thought About Chicago”. Aunque hubo otros momentazos, como el de “Friend Machine”, que unió a los teclados a Noell y Devaney. O esa “This Fractured Mind” con la que cerraron la primera parte del concierto, y que desató la locura del público y las sonrisas de incredulidad de la banda ante lo que estaba pasando.

Empezaron el bis con el público metido en el bolsillo y con una de sus mejores canciones. Y es que, ese estribillo coreable con el que cuenta “Automobile”, es absolutamente irresistible. Como irresistible son esos bajos tan New Order que aparecen en “The Wall & I”, el tema que vino a continuación, y el que, de momento, es su gran hit. Pero todavía les quedaba un as en la manga. Y no fue otro que “Across That Fine Line”. Además, para tocar este contundente tema de krautrock, subieron al escenario al guitarrista de Wings of Desire, así Devaney podía desatarse bien a gusto, y llevar al público al éxtasis final. El final perfecto para un concierto que se recordará durante mucho tiempo. Además, seguramente, será la última vez que los veamos en una sala de esas dimensiones, porque Nation of Language lo tienen todo para convertirse en un grupo grande.