Hace algo más de diez años Javier Monserrat empezó a componer algunas canciones, que a la postre significaron el germen de Monserrat. Tras haber publicado un ep, consolidar la banda como cuarteto y tras realizar una campaña de crowdfunding (las típicas vicisitudes de los grupos indies de la segunda década del milenio), por fin Monserrat pública su primer álbum, disco homónimo con el que la banda madrileña se presenta en sociedad.

Monserrat (Autoeditado, 2014) es un disco que rebosa dulzura y melodías bonitas. En la misma línea que otras bandas de la escena madrileña como Templeton, Rusos Blancos o Betacam, Monserrat factura indie folk e indie pop con ecos sixties, con La Costa Brava en el horizonte, Niza, La Pequeña Suiza o Me Enveneno De Azules en el corazón y con una mochila llena de historias de amor, que hablan de un verano sin fin. Recuerdos, sueños, abrazos y besos, dominan letras ingenuas a la par que ingeniosas, envueltas por una instrumentación dulce y profusa, mayoritariamente acústica. Ya nos conquistaron con el adelanto “Canción de otoño” y regresan para rematar la faena con un disco delicado y atemporal, donde lo que predominan son los sentimientos y el cariño.

Pablo Magariños (también en Abraham Boba, Julio de la Rosa o Litoral), Rafa Quinto y Javi Montiel, acompañan a Javier Monserrat en esta aventura, grabada y mezclada por Daniel Montiel en La Cala Del Somnis de Altea y por Pablo Pulido “Babe” en Estudio 1 de Madrid. Y es que no os dejéis engañar, Monserrat son una banda con mucho oficio y una gran madurez compositiva. Primera gran sorpresa de 2014.