Memorias sónicas es un regalo. Podría acabar la reseña aquí, pero en Indienauta nos gusta explicarnos. Y además, el nuevo libro de Contra Ediciones no es un regalo cualquiera. Es uno de esos tesoros que guardarás como si fueras Gollum versión hipster. Y es que en su interior hay historias poderosas, hermosas, divertidas, curiosas e increíblemente cercanas para todo aquél al que un disco, una canción o un artista, le ha marcado la vida. En definitiva, una joya para quien no puede entender su existencia sin música.
Ramón Rodríguez, más conocido como The New Raemon, es el director editorial e ilustrador de Memorias sónicas, una colección de 23 relatos a cargo de otros tantos músicos españoles, un auténtico all-star-game del indie nacional. Prologado por el inefable Miqui Otero, el libro no se lee, se devora. Cada texto es un personalísimo viaje del artista revelandonos una página, en la mayoría de los casos, muy íntima de su relación con un disco, con un artista, con una colección de temas. Hay humor, nostalgia, muchísima pasión y emociones causadas por la música que a buen seguro el lector compartirá, coincidan o no los discos elegidos. No voy a desglosar los 23 capítulos de la antología, pero no me resisto a destacar brevemente algunos de los mejores momentos del libro, para quién escribe, claro.
1. No es justo que Ramón Rodríguez acumule tantos “talentos” para el solo. Ya sabíamos que es un magnífico compositor y enorme letrista, ¿pero ahora también editor y gran ilustrador? Deja algo para los demás hombre…
2. Como por otra parte era de esperar, el heavy hizo “mucho daño” en las vidas de varios de nuestros artistas. Pero la palma se la lleva Maria Rodés con las Spice Girls. Todavía más mérito que “sobrevivieran” a su pasado y ahora sean fantásticos artistas, pues.
3. Miguel Ángel Blanca (Manos de Topo): ¡escribe un libro ya! Descacharrante desde la primera frase…
4. Grupos especialmente encantadores escriben historias igualmente encantadoras: Francina Ribes (Doble Pletina) y Esther Margarit (Me and the Bees).
5. Que grande es Nacho Vegas. Ciertamente, puede que esta frase sea redundante para muchos, pero un país tan pacato y pasivo ante lo que pasa delante de nuestras narices, aún más en la escena musical (y todavía más en el indie) voces como la suya son indispensables. Como si estuviera leyendo a Ken Loach, encima con banda sonora a cargo de The Housemartins.
6. Fernando Vicente, otro que de escribir sabe un rato, sumerge al lector en un relato prodigioso a partir de los hechos conocidos sobre la muerte de Richard Manuel, miembro fundamental de los míticos The Band. Vaya pluma la suya.
7. Ricky Lavado (Standstill), simplemente gracias por escribir una historia que, geografías peninsulares aparte, puedo suscribir palabra por palabra. En apenas cuatro páginas maravillosas se resume la historia de hijos y padres, de generaciones unidas de forma difícilmente explicable mediante una banda sonora no solo compartida, sino vivida. Emocionante como pocas cosas que servidor haya leído.
Lo dicho, Memorias sónicas es un regalo. O como diría Gollum, un tesoro que, sin duda, querrán hacer solo suyo.
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