Ver y escuchar a LOW es más un ritual que el simple hecho de asistir a un concierto. Su sonido slowcore, con arreglos minimalistas, voces perfectamente acompasadas y ruido y silencios entremezclándose en el ambiente, dejan a su público en un estado hipnótico que dura las casi dos horas de concierto (una veintena de canciones).

Ayer presentaban en la sala BUT, de la mano de SON Estrella Galicia, su nuevo y polémico disco, Double Negative, en el que se reinventan después de 25 años, y que ha divido a sus seguidores entre los que opinan que es una obra maestra y los que se sienten un poco estafados (en la sala se oían comentarios de algunos que pensaban que su copia del álbum estaba defectuosa, hasta que descubrieron que no, que el disco es así). Pero hasta los más escépticos reconocieron ya tras el primer tema que aquello pintaba excelente. Las canciones de Double Negative las presentaron despojadas de gran parte del ruido y electrónica que sí tienen en el álbum, y descubrimos que son una maravilla. Es curioso como la mezcla de temas intimistas como Holy Ghost con otros más oscuros les funciona tan bien. Todo resultó emocionante: la guitarra de Sparhwak, el juego de voces con Parker, su pareja (y esa batería que a veces suena tan jazzy), o la fantástica presencia de Garrington, que envolvía en misterio su excelente trabajo al bajo.

Aparte del nuevo álbum prácticamente completo, sonaron temas de otros trabajos anteriores, especialmente del álbum previo, Ones and Sixes, del que sonaron Lies, Spanish Translation, No Comprende, What Part Of Me, o The Innocents. Y aunque parecía que el concierto se iba a terminar con Disarray, hubo tiempo para un bis tan bonito como Laser Beam, de Things We Lost In The Fire.