Que nadie se atreva a decir aquello de ‘no me gusta el cine español’, porque en esta edición de los premios Goya hay tanta variedad, tantas películas diferentes, que parece inútil intentar reducir la producción española a una etiqueta. Este 2020 compiten grandes producciones, autores consagrados y películas sobre la Guerra Civil, con directores noveles, producciones de género, cintas de animación y propuestas low cost al margen de la industria. Si a eso sumamos las estupendas obras que se han quedado sin nominación –La virgen de agostoLos días que vendrán o incluso Los hermanos Sisters creo que se puede hablar de un muy buen año del cine español. Eso sí, hay que mencionar también la gran ausencia de la comedia en la gala, siendo el género más popular -y taquillero- en nuestro país: Padre no hay más que unoSi yo fuera rico y Lo dejo cuando quiera ocupan los primeros lugares en la recaudación y no suman ni una sola nominación. Señalemos, por dar una idea, que los Globos de Oro incluyen categorías específicas para premiar a la comedia. Dicho esto, comienzo a analizar esta edición por las candidatas a mejor película.

Mientras dure la guerra encabeza las nominaciones a los premios Goya con 17. No es casualidad. La película tiene una factura impecable, ahí están las candidaturas a mejor dirección de producción, fotografía, montaje, dirección artística, vestuario, maquillaje y peluquería, sonido y efectos especiales. Una producción ejemplar que, además, cuenta con excelentes interpretaciones, también consideradas: Karra ElejaldeEduard FernándezNathalie PozaAinhoa Santamaría y Santi Prego, estos últimos como actores revelación. Mi problema personal con el film de Alejandro Amenábar, nominado como director, como guionista -junto a Alejandro Hernández– y como compositor de la música original, es, precisamente, que su película sea impecable. Le falta emoción al tratar un tema tan espinoso. Y quizás esa sea su mayor virtud. Pero encuentro demasiado eficiente el empeño en recalcar un mensaje de fondo que busca reflejar el panorama político actual en los albores de la Guerra Civil. Lo malo de ser la más nominada, es que puedes acabar siendo la gran perdedora.

La siguiente película en cuanto a número de nominaciones es Dolor y Gloria, con 16. La película de Pedro Almodóvar plantea un problema para la Academia del Cine ¿Cómo no premiar en los Goya una película que es candidata a los Oscar, que lo ha sido al Globo de Oro o al Bafta? La cinta opta a la mejor película, director y guión, música (Alberto Iglesias), dirección de producción, fotografía, montaje, dirección artística, vestuario, maquillaje y peluquería, y sonido. También sus actores han sido considerados: Penélope CruzAsier EtxeandiaLeonardo SbaragliaJulieta Serrano -puede ganar como actriz de reparto- y por supuesto, Antonio Banderas, que me parece el claro favorito en su categoría. También creo que Almodóvar podría ganar como mejor director y guionista.

15 nominaciones tiene la que es para mí, la mejor cinta de las grandes nominadas. La trinchera infinita debería ganar el Goya a la mejor película. También han sido considerados sus tres directores, Aitor ArregiJon Garaño y José Mari Goenaga y también su guión, así como la música, la fotografía, la dirección de producción, dirección artística, montaje, vestuario, maquillaje y peluquería, sonido y efectos especiales. Puede ganar todas. Eso por no hablar de sus intérpretes: Antonio de la Torre ha ganado ya en dos ocasiones -incluyendo el año pasado por El reino; el personaje de Vicente Vergara es francamente temible en pantalla y por eso compite como actor revelación; y sobre todo Belén Cuesta puede dar la sorpresa -como en los premios Feroz- y llevarse el galardón a la mejor actriz.

Tras las tres grandes favoritas, nos encontramos con Intemperie de Benito Zambrano, un western polvoriento, de sol inclemente, que evoca también el conflicto de la Guerra Civil, sin duda el gran tema del cine español en esta edición de los premios Goya. Intemperie está nominada a mejor película y a guión adaptado -según la novela de Jesús Carrasco– y seguramente resulta injusto que no se valore la labor tras la cámara de Zambrano. Las otras candidaturas del film son a mejor canción –Javier Ruibal– y por su fantástica dirección de producción. Como actor de reparto, Luis Callejo también aparece nominado, con justicia, por su composición del villano de la historia. Podría llevarse el Goya.

Un caso diferente son las 4 nominaciones para Lo que arde de Oliver Laxe, que se pueden entender como un reconocimiento al ‘otro’ cine español, el que se hace en los márgenes de la industria, con más entusiasmo y ganas de decir algo, que presupuesto. La tercera película de Laxe marca un regreso a España, a Galicia, tras films rodados en Marruecos con los que ha conseguido participar en el festival de Cannes. Laxe ‘vuelve’ por la puerta grande con nominaciones a mejor película, mejor dirección y actriz revelación, para la amateur Benedicta Sánchez, de 84 años. Mención aparte merece la nominación a la fantástica fotografía de Mauro Herce. Lo negativo es que Lo que arde sea el tipo de película que deba conformarse, simplemente, con estar en la gala.

Después de las ‘grandes’ películas, hay una ‘clase media’ de obras muy interesantes con 3 y 4 nominaciones. Una de las cintas más sorprendentes del año es Ventajas de viajar en tren, debut de Aritz Moreno, nominado a la mejor dirección novel. Hay que destacar también el guión adaptado de Javier Gullón -me parece el favorito para ganar- según la novela de Antonio Orejudo; así como la soberbia dirección artística de Mikel Serrano -la película tiene una estética muy potente-, además de optar al mejor maquillaje y peluquería. Esta extraña comedia que hace rechinar los dientes, puede ganar en todas sus categorías.

Otra de las sorpresas del año es Buñuel en el laberinto de las tortugas, que ha conseguido trascender el ‘gueto’ del cine animado para competir a la mejor dirección novel –Salvador Simó-, guión adaptado -del cómic original-, mejor música, además de la lógica candidatura a película de animación. Pero ojo, porque me parece que esta estupenda cinta ha sido la favorita en su categoría natural hasta que Klaus ha sido nominada a los Oscar -y a un Bafta-. La producción de Netflix es claramente superior en cuanto a la técnica de animación y sería justa ganadora (compite además a la mejor canción, Invisible). La tercera candidata en la categoría, El cano y Magallanes, simplemente, no tiene opciones.

El hoyo es otra de las revelaciones del año, una película de género, de ciencia ficción, con elementos de terror y con una clara voluntad metafórica, entre Kafka y Cube (1997) de Vincenzo Natali. Sus tres nominaciones son una buena noticia: Gáldar Gaztelu-Urrutia opta a la mejor dirección novel en una categoría muy reñida; David Desola y Pedro Rivero han sido reconocidos por su hábil guión y sobre todo hay que prestar atención a la nominación a unos efectos especiales imprescindibles para que esta estupenda película se sostenga. 

Rodrigo Sorogoyen fue el gran triunfador de los premios el año pasado, con El reino-tenía que haber sido la mejor película- pero con Madre consigue «apenas» tres nominaciones. Se trata de un experimento argumental y formal, quizás incomprendido, pero cuyo riesgo me parece meritorio. Opta al mejor guión adaptado -del cortometraje del propio Sorogoyen-, mejor montaje y a la mejor actriz protagonista, Marta Nieto, que parte como favorita tras ganar en los festivales de Venecia y Sevilla.

Que el cine de género no está reñido con la calidad lo demuestra Adiós de Paco Cabezas, que confirma tener oficio y una mirada inteligente e interesante, pero que además firma un producto de entretenimiento puro, con apuntes costumbristas, culturales e incluso sociales -los que aporta su escenario sevillano, el barrio de las Tres Mil Viviendas-. Tres nominaciones tienen Adiós para sus tres fantásticas actrices: Mona Martínez y Natalia De Molina -reparto- y Pilar Gómez -revelación-. Algo similar pienso de Quien a hierro mata, otro thriller, sobre los narcos gallegos -otro problema social- firmado por un Paco Plaza que se aleja del terror, pero que está en estado de gracia en cuanto a planificación -sobre todo en el tramo final de su film-. Aún así, Plaza no está nominado a mejor director y su película opta solo a premios al mejor sonido, a su protagonista, Luis Tosar -que ya tiene tres Goyas- y el que para mí es el ganador seguro, Enric Auquer como actor revelación. 

Con dos nominaciones encontramos dos películas que me parecen importantes, porque son el debut de dos directoras prometedoras. La hija de un ladrón, para mí, es la película española del año. Su autora, Belén Funes, debería ganar el premio a la mejor dirección novel. Su actriz protagonista, Greta Fernández, también está nominada, pero sería una sorpresa verla ganar. Aunque merecida. La segunda película es La inocencia, de Lucía Alemany -quien seguramente debería estar nominada como directora novel- estupendo retrato social y cultural de una adolescente valenciana, que opta a mejor canción original –Allí en la arena– y al premio que debería llevarse, el de mejor actriz revelación, para su estupenda protagonista, Carmen Arrufat. También encuentro una mirada social en Diecisiete, aunque desde las preocupaciones habituales de su autor, Daniel Sánchez Arévalo. Esta estupenda película producida por Netflix, está nominada al mejor actor revelación, el convincente Nacho Sánchez.

Completo el repaso de los Goya lamentando no haber podido revisar los documentales, cortometrajes, o las películas iberoamericanas -la colombiana Monos ha tenido una importante repercusión internacional, pero probablemente gane la argentina La odisea de los giles-. Sí puedo hablar de la categoría a la mejor película europea, en la que compiten la extraña y mágica Border-de Suecia-; la rabiosa crítica social y política de la francesa Los miserables; la comedia romántica beatlemaniaca de Yesterday-Reino Unido- y mi favorita, la también francesa, romántica y feminista, Retrato de una mujer en llamas.