Resulta imposible hablar de Los Planetas sin entrar en las vivencias personales de las que sus canciones han sido banda sonora. Muchos de los que estamos en nuestra cuarta década de vida, hemos crecido con sus discos, sus conciertos y, en cierta forma, han sido parte de nuestra enseñanza musical. Quizá, por eso, su baño de masas en Madrid, estaba mayormente formado por gente de esta edad. Algo que, por un lado, está bien, porque demuestra que la banda de Granada cuenta con un público fiel que no les abandona. Sin embargo, uno se queda con la sensación de que no son capaces de conectar con las nuevas generaciones, y que se han quedado para siempre en el grupo emblema de una generación que ahora peina canas y que tiene que buscar a alguien que le cuide a los niños si quiere asistir a uno de sus conciertos. O directamente llevárselos al mismo. Aunque en realidad no es un problema, porque ese público conecta con los últimos discos de J y compañía, y sus conciertos se convierten en un repaso sobresaliente a todas las épocas de su carrera.

No es nuevo que Los Planetas se gasten los primeros minutos de sus conciertos en su faceta más lisérgica. Es algo que vienen haciendo desde la época de “La leyenda del espacio”. En aquellos años, arrancaban con su lado más flamenco, y luego tiraban de hits. Ahora, más o menos, hacen lo mismo, pero desde un lado más ensoñador. Algo que podríamos bautizar como “Los Planetas contra Spacemen 3”. Los muros de teclados y el tono reposado fueron los principales protagonistas de la primera parte del concierto, la cual abrieron con ‘Los poetas’, un tema que se presta muy bien a este sonido. Un sonido que, quizá, no es el más adecuado para conseguir que el público de un sitio tan frío como un Palacio de los Deportes, se meta de buenas a primeras en el concierto, pero los granadinos van sobrados de tablas, y solo necesitaron atacar ‘Corrientes circulares en el tiempo’ y una preciosa ‘Hierro y níquel’, para lograr su propósito. Además, inmediatamente después, lo remataron con una espectacular ‘Parte de lo que me debes’. Con el público ya ganado, es fácil empezar a dejar momentos memorables, como el de ‘Islamabad’, el que se han convertido en el tema emblema de su último trabajo.

El cambio vino a partir de ‘Santos que yo te pinte’. Con ella llegó el primer karaoke masivo (no es para menos), y el principio de una comunión perfecta entre público y grupo. Ya no solo porque cayeran seguidas ‘Segundo premio’, ‘Un buen día’ y ‘David y Claudia’, también porque aquí sonaron como una banda compacta y compenetrada. Y es que, siempre decimos lo mismo, pero Erik y su batería han logrado que Los Planetas se conviertan en una de las mejores bandas nacionales en directo. Algo que era impensable a mitad de los noventa. Gracias a la potencia que le da a las baquetas, ‘Canción del fin del mundo’ o ‘Prueba esto’ lograron un buen número de pogos en las primeras filas. Incluso ‘ljtihad, ese homenaje a los Pixies incluido en su último álbum, también fue recibido como un hit. Pero, de esta parte del concierto, me quedo con ‘Jose y yo’, un corte del “Pop”, que han vuelto a recuperar, y que nunca debieron dejar en el olvido. La encargada de despedir esta orgia de éxitos, y la primera parte del concierto, fue ‘Alegrías del incendio’, pero era obvio que todavía quedaba mucho más.

Tres veces más volvieron a salir Los Planetas al escenario. Y al igual que en el resto de la noche, en los bises también nos dejaron varias de sus facetas. La primera junto a La Bien Querida, que subió que cantó con ellos una coreada ‘No sé cómo te atreves’, y la ensoñadora ‘Espíritu olímpico’. Pero de este primer bis, lo mejor fue el tema que da título a su último álbum, que envolvió de melancolía todo el recinto.

Una de las mayores sorpresas de la noche, llegó en el segundo bis. Y es que, yo, que en los últimos veinte años les he visto unas treinta veces, no recuerdo la última vez que pude disfrutar en directo de ‘Nuevas sensaciones’. Es uno de sus himnos más redondos, y eso es el algo que se notó en la estupenda acogida que tuvo la otra noche. Pero nada como el recibimiento que obtuvieron ‘Pesadilla en el parque de atracciones’ y ‘De viaje’, la cual sonó como nunca. Con ellas consiguieron uno de esos finales que dejan al público con una sonrisa de oreja a oreja. Aunque todavía quedaba la propina, que llego a cargo de ‘La caja del diablo’. Y que se puede decir de ella que no se haya dicho ya. Con un Erik desatado aporreando su batería como si fuera la última vez, y unas guitarras crudas y sucias, la canción que cerraba su primer álbum, nos llevó a más de uno a nuestros años mozos, y eso es algo que muy pocos grupos pueden conseguir.

Puede que los veinteañeros no conecten con su música, y que seamos los treintañeros y los cuarentones los que mantenemos al grupo en la primera línea, pero hay que reconocer que ellos han hecho los deberes. No solo tocan y suenan como jamás lo han hecho, también han logrado que sus últimas canciones se acoplen perfectamente en su repertorio lleno de clásicos. Así que sí, Los Planetas triunfaron en su baño de masas en madrileño.

Foto: Live Nation