Breve guía de los premios Goya 2023
Menudo año para el cine español ha sido 2022. La abundancia de películas interesantes se refleja en una lista de nominadas para los premios Goya variada y estimulante, que entusiasma. Una serie de películas que permite, además, una reflexión sobre dos formas de entender el séptimo arte. Por un lado, está el cine, digamos, clásico, narrativo, que busca llegar a la mayor cantidad de público posible. Por otra parte tenemos un cine de autor, más minoritario y exigente, que se atreve a experimentar con el lenguaje. La gran cosecha de cine español ha permitido este año tener representantes de ambas tendencias, eso sí, dejando fuera los extremos, como pueden ser las taquilleras comedias familiares de Santiago Segura -el director más conectado con el público de España- y a un outsider como Albert Serra, cuya película Pacifiction merecía más de una nominación -y que curiosamente es la propuesta más asequible de su filmografía-. Pasamos entonces a analizar, película por película, las principales candidatas a los Goya.
Alcarràs de Carla Simón es para mí la película española del año. Un riguroso film sobre la situación del campo en España, contado desde la perspectiva emocional de una familia que no conoce otra vida. El gran mérito de Simón es narrar esto a través de situaciones desdramatizadas. Como si no ocurriera nada, sin forzar el argumento, utilizando actores no profesionales, Alcarràs simula ser la vida, pero consigue construir un relato emocionante. Cine de autor, en la línea realista, por ejemplo, de Roberto Rosellini, que tiene 11 nominaciones a los premios Goya, incluyendo mejor película, guión original y directora.
La gran favorita de los Goya es As bestas, de Rodrigo Sorogoyen con 17 nominaciones y muchas probabilidades de llevarse el premio a la mejor película. Se trata de un tenso relato sobre un enfrentamiento entre vecinos que funciona, en su primera parte, como un thriller y como un western. En esa primera parte el espectador se queda completamente atrapado. Pero curiosamente, en el último tercio del film, Sorogoyen y la guionista Isabel Peña se atreven a ir en contra de las expectativas del espectador, con un giro tan arriesgado -aunque ya lo hizo Hitchcock en 1960- como interesante, acercándose a una reflexión existencial sobre los personajes más propia del cine de autor, dándole a la película una dimensión mayor. Un ejercicio, por cierto, muy similar al realizado por Sorogoyen y Peña en la anterior Madre (2019). Por otro lado ¿Alguien duda de que Luis Zahera es el mejor actor de reparto?
Modelo 77 me gusta mucho porque creo que reúne lo mejor de dos mundos. Alberto Rodríguez me parece un autor en toda regla, pero sus propuestas siempre se inscriben dentro de un género. En este caso estamos ante un entretenido drama carcelario, con momentos de thriller, pero también ante una muestra de cine político con una postura ética clara, que se permite incluso algunos juegos estéticos. Todo funciona en una película que cuenta con 16 nominaciones.
Cinco lobitos es la película revelación del cine español, una ópera prima que le valdrá seguramente el Goya a su directora (novel), Alauda Ruiz de Azúa. Una eficaz combinación de drama y comedia, de tono costumbrista, que analiza la realidad de una generación -los millennial– contraponiéndola a la de sus padres. Laia Costa y Susi Sánchez son perfectas como madre e hija, representando a esas dos generaciones para potenciar los temas que expone el guión sobre la maternidad, la precariedad laboral, la igualdad de género, la relación entre madre e hija, etc.
En La maternal, la directora Pilar Palomero se aleja del tono autobiográfico de Las niñas (2020) para retratar con rigor la realidad social de la maternidad adolescente, utilizando técnicas cercanas al documental y, como en Alcarràs, buscando contar una historia -la de una madre y su hija, que también se convierte en madre- a través de situaciones cotidianas. De las 5 candidatas a mejor película, es la menos nominada, con solo tres.
Tras las cinco candidatas al máximo premio, aparece Mantícora, de Carlos Vermut, una soberbia propuesta de autor, arriesgada y a contracorriente, que nos presenta una historia durísima -Vermut está nominado como director y guionista- interpretada por un actor soberbio como Nacho Sánchez. Yo le daba el Goya.
El resto de candidatas a mejor dirección novel -además de Cinco lobitos– son películas muy interesantes: la mezcla de terror y cine social de Cerdita de Carlota Pereda (con una soberbia Carmen Machi); el híbrido entre coming of age, documental y fantasía de El agua de Elena López Riera; el interesante retrato de la pareja en un mundo sin valores que se desmorona, Suro de Mikel Gurrea, con una fantástica Vicky Luengo -nominada como actriz-; y el debut como realizador de Juan Diego Boto con En los márgenes, cine social con estrellas –Penélope Cruz, Luis Tosar– que incluso tiene algunos momentos cercanos al documental (los mejores).
Una película soberbia, de autor, como Un año, una noche de Isaki Lacuesta se ha quedado solo con tres nominaciones -guión adaptado, montaje y sonido-. Una pena que esta aproximación emocional y estética a un hecho real -los atentados terroristas de la sala Bataclan- haya tenido tan poca consideración en los premios. También está nominada a guión adaptado la estupenda No mires a los ojos de Félix Viscarret, un cuento psicológico que parte de una situación imposible. Otra adaptación nominada es la de la entretenida Los renglones torcidos de Dios, buen divertimento de impecable diseño de producción con una Bárbara Lennie desatada -también nominada-. Mencionemos también la medieval Irati, que tiene 5 nominaciones, pero sigue pendiente de estreno.
Anna Castillo representa, con su nominación a mejor actriz protagonista, a la película Girasoles silvestres de Jaime Rosales, una quirúrgica disección de la juventud actual y sus retos: precariedad laboral, machismo y violencia contra la mujer, conciliación familiar, etc. Algo similar ocurre con la estupenda La consagración de la primavera de Fernando Franco, que está en los Goya gracias a las nominaciones de sus fantásticos actores revelación: Telmo Irureta y Valèria Sorolla, el primero como un joven con una discapacidad que requiere los servicios de una asistenta sexual. La película refleja una realidad social poco conocida para hacer un estupendo estudio del personaje protagonista, una joven con más limitaciones -vitales y sexuales- que la persona a la que asiste por su discapacidad.
Ya sin querer extenderme mucho más, quiero recomendar la estupenda, oscura y sorprendente Unicorn Wars que competirá con la taquillera Tadeo Jones 3como película de animación; la imprescindible Argentina 1985, segura ganadora del premio a la mejor cinta Iberoamericana, y espero que La peor persona del mundo se lleve el galardón a mejor película europea. Es mi favorita de 2022.
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