Llegamos al tercer disco, el que consolida de manera más indiscutible la evolución imparable de Les Sueques. Son buenas, muy buenas (uso el femenino del plural aún conociendo y valorando mucho la presencia de Pau, para que al menos una vez sean ellas las que marcan el género inclusivo). Y lo llevan siendo ya desde hace unos años, desde antes de que todo lo que oliese a actitud fresca y garajera fuese visto como un plus comercial para la venta de una banda española (si es mayormente femenino, mejor), incluso en el extranjero. Si nos basamos en esos condicionantes, El cuarteto catalán tendría que estar liderando esa escena y muchas otras, porque lo que producen «nuestras suecas» es demasiado versatil, inteligente y escurridizo como para ser encapsulado en una simple etiqueta.

De momento, Moviment ya representa un paso importante en el reconocimiento internacional de la banda, aunque sólo sea porque la británica Margo Broom quedó lo suficientemente convencida al verlas en directo como para poner a su disposición sus labores de producción y sus Hermitage Studios en Londres. Como parte del asalto británico también llegaría Nothing, versión traducida al inglés del tema(zo) Res, aunque esto de momento queda en anécdota, porque Les Sueques siguen brillando más con el catalán como lengua vehicular de sus ingeniosas letras (en esta ocasión, como el título del disco indica, muy centradas en potenciar los valores del movimiento, en oposición a la inutilidad de la quietud).

Hay que quitarse el sombrero ante Broom, pues ha conseguido que las catalanas brillen más aún que en sus notorios dos primeros trabajos, con un sonido claro, grueso y contundente. Cualquier temor que con este plus de profesionalidad se pudiera perder la frescura tan intrínseca en la propuesta desde sus comienzos, queda despejada muy desde el principio, con ejemplos tan claros como los gritos despreocupados y la invitación al baile de Acció; o en esos sonidos tan punk en las voces de Temps.

El grupo se mueve, por tanto en un equilibrio muy complicado de conseguir, entre lo «arty» y lo espontáneo, donde se deja que la fiera electricidad de Blanca y Tuixén conviva con los teclados cada vez más gloriosamente ochenteros de Raquel; o donde pueden poner a todo el personal a botar en un tema como el que da título al disco, para sobre la marcha romperle el paso colando un par de compases atípicos en medio de la fiesta.

Queremos creer que el lector de Indienauta no es nuevo en el universo de Les Sueques, pero si hiciera falta, Moviment sería un vehículo perfecto para convencerte de que las ames tanto como nosotros.