El pasado sábado tuvo lugar un interesante programa doble en la valenciana Sala Wah-Wah: por un lado, Las Ruinas  volvían a la ciudad justo un año después de su anterior visita y, por otro, los locales Wild Ripple presentaban su estimulante primer disco.

La noche la abrieron Wild Ripple, power trío de poderoso armazón psicodélico, emparentados a un hard rock que bebe de Black Sabbath o MC5 y que han facturado un debut homónimo, en comunión con Carmen Records y Discos de Perfil, que bien podrían haber presentado en cualquier festival de los primeros 70, pero que el destino les ha hecho hacerlo en una sala valenciana del siglo XXI. A la seriedad de su sonido le suman una apabullante falta de complejos que trasmite al público sus ganas de pasarlo bien. Un ejemplo de esto último fue terminar su concierto con una versión de “jodidamente loco” de Los Bengala, cuando cualquier otra banda hubiera elegido un clásico o un tema de un grupo veterano del que tuvieran claras influencias.

Con su timidez habitual, Las Ruinas comenzaron un show que fue de menos a más y que a través de 25 canciones prácticamente sin respiro consiguió sus dos propósitos principales: presentar su nuevo disco y ofrecer a sus fans los hits que han ido acumulando durante sus ya siete trabajos discográficos – encadenaron una traca final con “Cubata de Fairy”, “El Olivar”, “Secundarios del Mundo, Uníos!”, “Insecto”, “Club de Fans”, “Cerveza Beer” y “Ovni” con las que promovieron un divertido pogo -.

Las Ruinas están acostumbrados a jugar a través de una heterogénea y transversal colección de estilos amalgamados por el indie rock – que ellos han bautizado como heavy pop – y a proponer ideas a través de juegos de palabras, ironía y de historias cotidianas contadas de forma divertida, y esa es la principal baza con la que enganchan a su público. Esto, y que con cada artefacto que publican – “100% heavy pop” es el séptimo trabajo con El Genio Equivocado. Uno por año – suman uno o dos temas a un hipotético álbum recopilatorio de hits tras su décimo álbum – siempre han dicho que tras la decena se separarán -, hace de sus conciertos un sano ejercicio de distensión y recreo. Por fin parece que gracias a la repercusión obtenida por su programación en algunos festivales y a la valentía de algunos pequeños promotores, Las Ruinas están logrando sobrepasar las fronteras de Barcelona, en cuyo underground llevan bastante tiempo enrolados.