Las Ruinas cumplen sus compromisos, y esa especie de meta que se pusieron hace ocho años, cada vez está más cerca. El grupo de Barcelona se propuso hacer diez discos en diez años, y ya van por el octavo. Y lo mejor de todo, es que cada uno es un poco más bueno que el anterior. Además, en cada nueva entrega expanden un poco más su música y se meten otros terrenos alejados del punk.

Latidos Cósmicos” es un disco directo, como viene siendo habitual en ellos, pero también es su disco más social, en el que dan buena cuenta de la sociedad española actual. Solo hay que escuchar los dos cortes que lo abren. De ‘Me manifiesto”, no hay mucho que decir, el título habla por sí solo. Sin embargo, ‘Señoras que miran mal’, se erige como el hit del disco, y una canción donde hay mucho que rascar. Esta especie de “homenaje” a las progres de los ochenta que ahora se han convertido en todo lo que criticaban, cuenta con una buena dosis mala baba, que tiene su auge final en ese estribillo dedicado a uno de nuestros antiguos presidentes. Pero no se quedan ahí, también tienen ponen encima de la mesa temas como la distribución del dinero, tanto público como privado, en la contúndete ‘No hay dinero’, o el problema de los trabajos basura en su ciudad (‘Subcontratas culturales’).

Quizá, lo que más sorprende de “Latidos Cósmicos” sea ‘Viva la resolución’. Y es que, se han hecho un Kiko Veneno de manual (con palmas incluidas), y les ha salido redondo. Demostrando, una vez más, que se mueven con soltura cuando se salen del punk. Otro ejemplo de esto podría ser ‘Rey Merluza’, donde se acercan al indie-rock perezoso de los noventa. O su acercamiento al pop en ‘Final feliz’, que como su nombre bien indica, es el “happy ending” del disco.

En la nota de prensa de este álbum, el propio grupo comenta que, lo de hacer un disco por año, les ha brindado la oportunidad de publicar unas canciones que, en otro caso, no hubieran publicado. Y yo añado que es todo un acierto, porque en sus discos hay poco espacio para las sobras.