Como se nos indicó durante el concierto,  con aforo completo, 29 años ha tardado La Habitación Roja, en debutar en la Sala Sidecar. Y ha tenido que ser como uno más de entre todos los eventos previstos, este pasado fin de semana, para conmemorar el 40 aniversario de ésta emblemática sala de Barcelona (solo de pensar en algunos de los conciertos que han pasado por esta diminuta sala durante todos estos años podemos hacernos una idea de la importancia de dicho local respecto de las actuaciones en directo en la ciudad, al haber desfilado entre otros: Pete Doherty,  Alex Chilton, Love of Lesbian, Vetusta Morla, L.A., Pereza, Beach House, Mujeres, Ladilla Rusa,  New York Dolls,  o incluso quién lo diría,  The National,  destacando  finalmente a  Nick Lowe, que con los  Straitjackets, en el año 2016, dieron lustre a la cifra redonda de más de 5.000 conciertos en la sala, hoy, evidentemente,  ya superados con creces).                       

El concierto de La Habitación Roja se inició con “El día Internacional de los Amantes” y “Taquicardia”. Y durante la posteriorhora y media entregaron un “setlist” algo diferente al de su última y reciente aparición por la ciudad condal en noviembre del pasado año, tirando, especialmente para ésta ocasión, de viejos clásicos e himnos,  alguno de los cuales hacía tiempo que no eran interpretados en directo, con especial preponderancia de temas de sus primeros trabajos, “Largometraje”, “Radio” y “4”.

Por ello, en el desarrollo posterior no faltaron las mas que coreadas “1986”, “Patria”, “Voy Hacerte Recordar”, “23”, “Febrero”, “Posidonia”, “La Segunda Oportunidad”, “El Eje del Mal” o “La Moneda en el Aire”. Todas ellas conocidas de sobras por el público asistente, que demostró con soberana soltura que no era la primera vez que acudían a un concierto del grupo, a la vez que acreditaban que formalmente se había producido un detallado seguimiento del devenir de la banda durante todos estos años.

El concierto, entre bromas sobre la presbicia de músicos presentes y público asistente, así como con la verbalización por parte de Jorge Martí sobre su  estrecha relación durante todos estos años con la Sala Sidecar, finalizó con otro de los himnos imprescindibles de la banda, “Indestructibles”.

El generoso bis posterior incluyó las un poco menos usuales “El Hombre del Espacio Interior” y  “La Edad de Oro”,  o la incluida por expresa petición del público asistente “Nunca Ganaremos el Mundial”. Como no podía ser de otro modo el evidente gran colofón final de una gran noche se produjo con “Ayer”. 

Concierto ágil y fluido, concebido para el gozo y disfrute de los más veteranos y acérrimos seguidores de la banda, donde se pudo observar con toda la cercanía del mundo como los 5 integrantes de la banda hacían gala de una perfecta coordinación ( circunstancia irremediablemente imprescindible ante el tamaño físico del escenario para batería, teclados, bajo y dos guitarras), ofreciendo el estupendo y nostálgico concierto que la ocasión merecía.