Acaba de convertirse en el máximo anotador histórico de la NBA, batiendo el récord —parecía realmente inalcanzable— del legendario Kareem Abdul-Jabbar. El último hito de una carrera que —por mucho que a algunos nos haya pesado tiempo ha—, lo sitúa indiscutiblemente en las cotas más elevadas del «Olimpo» del baloncesto. Una trayectoria apabullante, dentro y fuera de la cancha, en la que ahora podemos adentrarnos gracias a King. La biografía de Lebron James, del periodista italiano Davide Chinellato, recién publicada por Córner.

Su «majestad» baloncestística debía tener un autor de prestigio. Como es el caso Chinellato, cuyo currículo está a la altura. Es editor jefe de la NBA para La Gazzetta dello Sport —medio deportivo líder en Italia—, y anteriormente editor de NBA.com/Italy, web oficial de la Liga. Es el único periodista internacional incluido en las votaciones del MVP de las Finales de 2016 y 2017, y uno de los 10 consultados entre el panel de medios para otorgar los premios de final de temporada o los titulares para el All-Star Game. King es su primer libro.  

Estamos ante una obra exhaustiva. Arranca en su infancia, que tiene un peso decisivo para su relato, puro «camino del héroe». Lógico, porque sus orígenes no presagiaban, ni por asomo, el increíble éxito posterior. Nacido en 1984 en Akron, Ohio —50 kilómetros al sur de Cleveland—, Lebron James fue un bebé abandonado por su padre, cuya madre adolescente, Gloria, encadenaba todo tipo de trabajos para sobrevivir. De los 3 años a la secundaria, su historia habla de sofás y habitaciones alquiladas donde dormir. Sin hogar fijo, fue criado por varias personas en Boondocks, entorno degradado y peligroso, donde vio «de todo, drogas, homicidios… Era una locura. Pasé muchas noches de miedo, oyendo sirenas y disparos de la policía».

Como tantos otros, Lebron James parecía abocado a un futuro de violencia y pandillerismo. No obstante, pudo esquivar la tragedia gracias al tesón materno y el deporte. Su talento y aptitudes físicas privilegiadas para el fútbol americano y baloncesto le proporcionaron una alternativa de vida, ejemplificada en el hecho de ser acogido por la familia de su primer entrenador, Frank Walter. Sus expectativas cambiaron radicalmente, con instantes para el recuerdo —ese primer mate, a los 13, en un partido de instituto entre alumnos y profesores—, Jordan como obvia referencia y conquistas que derribaban «el siguiente muro»… meteóricamente.

Decantándose definitivamente por la pelota redonda y rugosa, LeBron James pasó a ser un fenómeno popular desde el modesto instituto de St. Vincent-St. Mary. El «Fighting Irish» más hypeado de la historia, con toda la razón —títulos estatales, tres veces Mr. Basketball de Ohio, el Naismith Prep de 2003—, que sin haber cumplido los 18 años se saltaba la universidad para  convertirse en una marca precoz, firmando un contrato de 90 millones con Nike antes de debutar en la NBA. Y es que el número uno del draft de 2003 sólo tenía un destino: la leyenda de The Chosen One, el Elegido —por suerte, nada que ver con Mourinho—. 

Son precisamente sus años NBA donde, en mi opinión, más flojea de King. Sorprende dado el conocimiento y acceso a fuentes que se le presupone a Chinellato, pero el insight sobre el devenir de las múltiples temporadas resulta bastante superficial y excesivamente hagiográfico. Peor aún, deja la sensación que evita intencionalmente adentrarse —o apenas pasa de puntillas— en la media docena de sainetes y «naves de los locos» que LeBron ha capitaneado o se ha visto involucrado. Sí, el aficionado conoce sus numerazos, The Decision —seamos sinceros, ridícula—, los Tres Amigos, el triple-milagro de Ray Allen, sus playoffs titánicos contra los Warriors o el tapón a Iguodala. Pero, qué pasa con Mike Brown, David Blatt, David Griffin, la escabechina de los prometedores «Baby Lakers» o el título de Greatest Whiner of All Time

En cambio, sin dejar el tono laudatorio, King vuelve a resultar estimulante cuando se nos habla del LeBron James benefactor, el actor político y el empresario. Respecto a lo primero, ahí se erige la figura de un filántropo que nunca se ha olvidado de las dificultades padecidas ni, sobre todo, de dónde viene. En el ámbito político, en las antípodas del ídolo Jordan, arriesgando su imagen y peleándose con Trump, defendiendo el movimiento Black Lives Matter —el episodio con los Bucks en la burbuja merecía más—, siendo una voz contra el racismo. Consciente de su poder. No limitándose a ser solo un deportista. Queda el empresario, faceta triunfal exceptuando la infumable Space Jam 2, cuyo imperio añade otra muesca que explica su dimensión global. 

Y es que, más allá de sus cuatro anillos y MVPs, las abrumadoras estadísticas o alucinante resiliencia en la élite que alcanza ya los veinte años, LeBron James es una figura universal por sus logros fuera de la canasta. Eso es un verdadero all-around player y aún más importante… persona. ¿Es el GOAT, el mejor de todos los tiempos? No creo que Davide Chinellato albergue muchas dudas. Tampoco que este libro aclare este irresoluble debate. En cualquier caso, aunque quizás adolezca de mayor enjundia para satisfacer a los conocedores de su carrera o la NBA, seguro que King será una lectura muy completa y amena, ideal para seguidores casuales de la Liga o devotos del 23 de los Lakers —pero siempre ligado a los Cavs—.