A la espera de descubrir que nos tiene preparado Libros del Kultrum en este 2020, vale la pena recuperar la última de sus publicaciones del año pasado, la biografía del músico de jazz Keith Jarrett a cargo del checo Wolfgang Sandner. Una exhaustiva, erudita y, sin embargo, apasionada, revisión de la trayectoria del esquivo virtuoso americano, uno de los artistas más completos, creativos, prolíficos e iconoclastas de nuestro tiempo.
Nacido en 1942 en Osek, Chequia, la carrera profesional de Wolfgang Sandner siempre ha estado vinculada a la música. Primero, como productor del sello discográfico alemán Wergo. Después, en una dilatadísima trayectoria de casi tres décadas a partir de 1981, fue redactor y crítico musical en el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Y, desde entonces, ejerce como profesor en la Facultad de Musicología de la Universidad de Marburgo, labor que compagina con sus escarceos como autor y editor de artistas tan diversos como Carl Maria von Weber, Tom Waits o Gidon Kremer. En 2010 publicó su celebrada biografía de Miles Davis, a la que siguió la que nos ocupa sobre Keith Jarrett, aparecida originalmente en 2015.
Apenas esbozado en el prólogo y el epílogo del libro, resulta evidente que Sandner tuvo acceso privilegiado al huraño pianista y compositor, así como a su entorno artístico y personal, para escribir esta biografía. Sólo así puede explicarse la notablemente detallada reconstrucción de la infancia y los primeros pasos del niño prodigio Keith Jarrett —ya en escena con tan solo siete años—, el profusamente documentado camino a la consagración o su perenne inquietud artística, sin escatimar la verdad acerca de sus períodos de reclusión —pérdidas, cuestiones económicas y problemas de salud—. Pero, a mi juicio, el principal hallazgo del autor es su propia voz: docta, incluso muy exigente para el lector, no obstante motivadora. Y esto lo dice un absoluto ignorante en el vasto mundo del jazz.
Así, Sandner logra ofrecernos la imagen más completa de Keith Jarrett. El precocísimo adolescente de Allentown, Pennsylvania —ese «ninguna parte» hecho famoso por Billy Joel—, de gira a los 16 años con el grupo Fred Waring’s Pennsylvanians. El joven portento reclutado —previo paso por París y posterior establecimiento en Nueva York— por leyendas del jazz como Art Blakey, Charles Lloyd, Miles Davis o Chick Corea. Y, ya en los setenta, una década totalmente suya, liderando sus propios cuartetos y tríos con su proverbial exaltación en directo, grabando todo tipo de discos tras unir sus fuerzas a las de Manfred Eicher —figura crucial—, productor y fundador de la discográfica ECM, a la vez que asombraba al mundo con su serie de conciertos improvisados en solitario, entre ellos The Köln Concert de 1975, uno de los discos de jazz más vendidos de la historia, que lo convirtió en leyenda. O el artista consagrado que en los 80 vira hacia la música clásica, afronta diversos problemas de índole personal, abraza sin tapujos la mística de Gurdjieff —disco incluido— y resurge con algunas de sus propuestas más experimentales y, en los 90, tras superar un decaimiento físico —síndrome de fatiga crónica— en gran parte derivado por un ritmo de actuaciones insostenible que lo alejó de los escenarios, lidie con el «Gran Cancionero Americano» gracias a sus grabaciones de standards.
Insisto, tanto la excelsa prosa de Sandner —traducida al castellano por Richard Gross—, dada a las excursiones de crítico arrebatado mediante avezadas comparaciones con el mundo del arte y la literatura, como la vastísima y fecunda trayectoria del propio Keith Jarrett, demanda la atención del lector. Afortunadamente, la originalidad y diversidad de su música, de la vanguardia más experimental a Beethoven, de Shostakovich a usar estructuras de música no occidental y desarrollos armónicos del rock, el country, el folk o la música étnica, de la improvisación pianística sin acompañamiento a las composiciones para orquestas sinfónicas, fomenta el descubrimiento y la búsqueda —vale la pena echar mano especialmente de Youtube para verlo en vehemente interacción con el piano—. La mejor forma, en mi opinión, de disfrutar de esta biografía y conocer a este heterogéneo genio del jazz.
Además, ese medio siglo —Keith Jarrett es hoy un septuagenario con fama de arisco en sus esporádicos conciertos— de discos y conciertos fundamentales del género en muy distintos estilos y formatos, le permiten a Sandner hablar de la historia del jazz, planteando jugosos debates acerca de la ortodoxia y el experimentalismo, y asociado a ello, la comercialidad versus «la autenticidad» —¿hubiera podido grabar todos esos trabajos tan dispares y, en principio, arriesgados, sin el apoyo incondicional de Eicher?— o, de forma más génerica, el de Estados Unidos frente a Europa en su forma de entender esta música. Keith Jarrett es el aventurero que no se puso barrera alguna y, junto a la maestría en la improvisación, hizo de la falta de hoja de ruta un estilo propio. En definitiva, mucho que leer… y escuchar.
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