Madrid fue el punto de partida de la gira mundial del sueco José González, para presentar ‘Vestiges & Claws’ (2015), su tercer disco y su regreso a su carrera en solitario tras una ausencia de ocho años (‘In Our Nature’ data de 2007). Ausencia debida a la atención puesta en Junip, su proyecto paralelo con el que ha grabado dos discos: ‘Fields’ (2010) y ‘Junip’ (2013). Con veinte minutos de retraso sobre la hora prevista salió González acompañado de un cuarteto (acústica, batería, percusiones y teclados /coros, palmas). Con una puesta en escena sobria pero preciosista con una gran tela al fondo del escenario que contaba con un dibujo de montañas, estrellas y planetas: un guiño a su amor por la naturaleza y al mundo de los astros.
Un repaso oportuno por todos sus discos. Con un repertorio que remarca lo acústico e íntimo de su propuesta, la sutileza de sus canciones. Entre ellas señalar la preciosidad de la flauta relajante, interpretada con teclado, de The Forest. O la grandeza acústica de “Every Age”. O los arpegios de guitarra de “Stories We Build, Stories We Tell”. O la cadencia creciente de “This Is How We Walk In The Moon” sin los arreglos jazzy de su versión de estudio. No faltó su ya mítica versión del “Teardrop” de Massive Attack, ni el poder al estilo mantra de “Slow Moves”. González cedió el protagonismo a su teclista James Mathé para que interpretara “Bloodline” de su proyecto Barbarossa.
Pero claro, la Riviera no es el sitio apropiado para disfrutar de esa puesta en escena tan mágica, en un viaje musical que nos incita a reencontrarnos con temas esenciales: nuestro lugar en el mundo, nuestras elecciones, la naturaleza, el amor, etcétera. Los graves suenan que dan pena. Y las dimensiones de la sala: desperdigada, con esos techos tan irregulares, y la palmera central; no hacen acogedor un concierto de estas características.
En mitad del concierto González se quedó solo con su acústica y nos deleitó con tres canciones de su disco ‘Veener’ (2003) “Crosses”, “Hint” y la sublime “Heartbeats” (versión de un tema del grupo electrónico sueco The Knife), que reducida a su esencia, resulta doblemente atractiva.
Para los bises se dejó su nuevo y flamante single “Leaf Off / The Cave”, con un toque místico en el estribillo. Y recuperó dos temas de Junip: “Always” y “Walking Lightly”, ésta última colofón final con esas percusiones narcóticas y esos ambientes etéreos, de celebración interna.
El sueco con orígenes latinos agradeció en varias ocasiones la excelente acogida del público, en un perfecto español. Hora y media que dieron mucho de sí. No fue un concierto redondo, por la sala principalmente, quizás por el ‘setlist’ y por extender el poder de la fórmula de sus canciones, pero González y su banda supo transmitir toda la emoción y la intimidad de sus canciones desde una sinceridad absoluta. Y eso ya es mucho. Su música aboga por un mundo que se preocupe de las pequeñas cosas, por las raíces (folk), y por el entorno. Honestidad y buenas canciones no faltaron.
Foto: Salomé Sagüillo
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