Dice el propio John Grant que “el amor es un espectáculo de mierda y que no todo son arco iris y chupa chups, pero que, a pesar de todo, sigue siendo mágico”. Quizá, por eso, ha llamado a su cuarto trabajo “Love Is Magic”, porque es un álbum de contradicciones. Lo nuevo del artista norteamericano refleja buena parte de la mierda que hay en el mundo actual, y en él encontramos referencias a Trump, al ISIS, a Chelsea Mannig, a la depresión, al machismo y a cientos de cosas más (incluso a los pijos). Lo bueno es que él le pone bastante sentido del humor, y nos entrega diez canciones donde el buen rollo está a la orden del día y no hay espacio para la tristeza.

Love Is Magic” refleja la evolución natural de la carrera en solitario de John Grant. Durante todos estos años, ha ido coqueteando con la electrónica, la cual ha ido cogiendo más protagonismo con cada disco que iba sacando, por lo que es lógico que ahora sea la protagonista absoluta. Y es que, con la ayuda de Benge, todo un experto en estos sonidos, y de Paul Alexander (Midlake), ha llenado este cuarto trabajo de sintetizadores analógicos y programaciones, dejando muy poco espacio para instrumentos más convencionales, como pueden ser el piano o la guitarra. El resultado es satisfactorio, y ha logrado dar con un sonido un tanto retro que casa muy bien con sus composiciones.

Estamos ante un trabajo de canciones largas y envolventes. Sobre todo las baladas, donde está de lo más acertado. Ahí tenemos el corte que da título al disco, donde se pone un tanto soft y nos deja una pequeña delicia de más de seis minutos. O ‘Is He Strange’ y ‘Touch and Go’, las que podrían ser las canciones que más se acercan a sus primeros trabajos en solitario. Por cierto, que la segunda es la que está dedicada a la activista que filtró los documentos de WikiLeaks. También tiene algún momento más oscuro, como esa ‘Tempest’ tan minimalista, o ‘Smug Cunt’, donde le dedica unas cuantas frases al último inquilino de la Casablanca, que no sale muy bien parado en este trabajo. Pero es en ‘Preppy Boy’ y ‘He’s Got His Mother’s Hips’ donde aparece el John Grant más gamberro, y yo diría que más interesante. En la primera, nos deja todo un trallazo de synth-pop bailongo y pegadizo, en la que nos cuenta un cuelgue con un pijo de lo más hetero. Sin embargo, en la segunda, aparece su lado más sensual y nos deja un hit pop, con bastante aire a Bowie, por cierto, y con una letra feminista de lo más surrealista, en la que una bola de queso gigante trata de meterse entre las piernas de una mujer.

Con “Love Is Magic”, John Grant se ha fabricado un mundo propio lleno de color, extraños retratos (las fotos de promo del disco son magníficas), y letras surrealistas donde las cosas no son lo que parecen. Eso sí, sus canciones funcionan a la perfección, y son pocos los momentos del este trabajo que no merecen la pena.