8.5
Score

Final Verdict

En ‘Boomerang Town’, su segundo álbum, se encuentran los sentimientos e imágenes habituales. Pero a diferencia de otros, la cantante entreteje relatos cautivadores, que describen historias de dolor, pérdida, adicción y amor en una música atmosférica profundamente conmovedora. Una vuelta de tuerca más a la vulnerabilidad y al enigma de saber que es un hogar. De qué encontrar de vuelta a casa.

No hace falta llenarse de guitarras eléctricas, ni de electrónica, ni escorarse hacia el pop que, por otra parte, está bien, para hacer country de viejas raíces, pero que suene actual. En su segundo álbum, la vocalista y compositora Jaimee Harris lo consigue con acierto, desde una panorámica que nace en lo local parece hacerse global.

En Boomerang Town’, su segundo álbum, se encuentran los sentimientos e imágenes habituales. Pero a diferencia de otros, la cantante entreteje relatos cautivadores, que describen historias de dolor, pérdida, adicción y amor en una música atmosférica profundamente conmovedora. Una vuelta de tuerca más a la vulnerabilidad y al enigma de saber que es un hogar. De qué encontrar de vuelta a casa.

Al igual que Emmylou Harris, Eliza Gilkyson, Gretchen Peters, su pareja Mary Gauthier o Lucinda Williams, la guitarrista explora el terreno emocional de las relaciones humanas, iluminando lo que brilla en las oscuras sombras del corazón humano. La voz emocionalmente expansiva de Harris suena con una claridad cristalina y extrae de su composición cinematográfica un núcleo conmovedor de sentimiento que resuena con cada nota. Lo que la cantante apuntaba en ‘Red Rescue’ (2018) ahora no solo crece, sino que toma otra dirección.

Las letras de la compositora provienen del enorme y sureño estado de la estrella solitaria, Texas, surgen de esas cinemáticas imágenes de los miles y miles de pueblos anónimos de Estados Unidos, que visten películas y series, con la salvedad de que quien canta y compone no interpreta el papel ni del buscavidas o el vagabundo de turno. Harris es una lugareña. Ella es quien explica detrás de un delantal de tonos fucsia, como en el cine, aquello de pueblo pequeño, infierno grande. Quiero desaparecer, pero ¡maldita sea!, sigo anclada aquí. “The Fair And Dark Haired Lad” –de la que es coautora junto a Dirk Powell y Katrine Noel–, una triste historia de adicciones, contada con sorprendente belleza y gracia, es prueba de ello.  

Si “Sam’s” es el lado oscuro más llamativo, en “Missing Someone”, la texana se torna optimista, animada por una guitarra semi-funky y percusión en capas, la voz de Harris. La guitarra slide de Andre Moran aviva el relato. Mark Hallman, como multiinstrumentista y notable teclista a los mandos de un Wurlitzer o un Hammond, ilumina la sesión, que cuenta con una primorosa sección de cuerda. Las flaquezas de la vida abren paso a un cierto optimismo o, si prefiere, una cierta esperanza, pues Harris se expresa desde la confianza en “Love Is Gonna Come Again” para animar a un amigo –podría ser ella misma –, pues asegura que lo más deseable a menudo llega “cuando no lo estás buscando”. Antes de llegar a ese punto, la cantante muestra esperanza y respeto por sus mayores, que también sienten y padecen, en los sentidos versos en “Good Morning, My Love

Jaimee Harris cancela la vulnerabilidad, que presentada como penalidad y abatimiento, abarca casi todo el disco, para abrazar un cierto optimismo, una esperanza incierta, cosa que le ha acerca a la literatura de John Steinbeck. O en los añejos blues. Así y todo, la voz de la cantante se mantiene firme en su relato. ‘Boomerang Town’ no es el country de siempre. Es una excelente colección de canciones que saben a vida. Y a contemporaniedad.