Densidad post-punk

Hacia más de una década que Interpol no pisaban una sala madrileña. El grupo neoyorquino se ha convertido en una de esas bandas a las que es habitual ver en un festival, pero que, por su tamaño, es difícil ver en una sala con una capacidad de poco más de 2000 personas, como es La Riviera de Madrid. De ahí que prácticamente hayan agotado sus dos fechas en la capital -esta noche repiten-, y que la expectación fuera máxima.

Abrió la noche el joven dúo neoyorquino Water From Your Eyes. Una elección curiosa, ya que la banda formada por Nate Amos y Rachel Brown juega en una liga más experimental. Además de que su propuesta es mucho más pop. Pero lo cierto es que adaptaron su directo para la ocasión, ya que ocuparon buena parte de su concierto con unas bases rítmicas potentes y una guitarra sucísima. De hecho, abrieron su espectáculo con la potente “Break”, que no es una de las canciones más representativas de su discografía. Pero sí es cierto que es un tema que se adaptó muy bien al formato reducido en el que venían. Al igual que esa “Track Five” en la que casi nos llevaron a un post-punk bailable. Aunque eso sí, para cerrar bajaron la intensidad y nos dejaron la delicada “Quotations”. Se podría decir que convencieron a muchos de los presentes.

Interpol venían a presentar ‘The Other Side Of Make-Believe’, su notable último trabajo. Y con uno de sus temas abrieron la noche. La estupenda “Toni” fue recibida como si se tratara de uno de sus mayores hits, y hay que reconocer que la canción funciona en directo, pero lo cierto es que, tras ella, cayó “Evil”, y claro, las comparaciones son odiosas. Porque hay que decir que cuando los neoyorquinos tocan sus grandes éxitos, son infalibles, pero cuando tocan otros temas menos conocidos de su discografía no lo son tanto. Así, nos encontramos con un concierto lleno de subidas y bajadas en el que, el escaso volumen, tampoco ayudó mucho.

Los de Paul Banks fueron de más a menos con una primera parte en la que nos dejaron grandes temas de su discografía como “C’mere”, “Narc”, y “Obstacle 1”. Por cierto, que esta última fue de las pocas concesiones que hicieron a su debut, el que, unánimemente, está reconocido como su mejor disco. Pero hay que decir que también funcionó muy bien una balada como “Fables”, que es de lo mejor de su último trabajo. Algo que no se puede decir de “Into the Night”, que resulto un tanto tediosa. Al igual que una “Pioner To The Falls” que tardó una eternidad en llegar a su épica parte final. De hecho, tras un buen puñado de canciones algo densas, lo que mejor funcionó fueron los temas que salían un poco de ahí. Como la más pop “If You Really Love Nothing”, o las potentes “Roland” y “Slow Hands”.

Tras despedirse en un perfecto castellano -ya sabéis, Paul Banks vivió un tiempo en Madrid de pequeño-, y hacer la pantomima del bis, Interpol salieron para tocar otras tres canciones. Y el guion fue exactamente el mismo. Para empezar, un toque densidad que acaba en épica (“Lights”), seguido de un tema más pop y directo, pero que se aleja de lo mejor de su discografía (“No I In Threesome”), y de un buen chorro de potencia para acabar (“Not Even Jail”). Una buena elección, sin duda, porque, tras esa barbaridad de canción, uno sale impactado y pensando que ha vivido algo grande, pero una vez reposado, la sensación que queda es de que fue un concierto un tanto irregular. Como lo era su setlist.