El plato fuerte del minifestival San Valentin Music & Friends Festival, que se celebró en la sala Galileo de Madrid, era Gus Dapperton. Y aunque a muchos no les sonará de nada este chico que está a punto de cumplir 22 añitos, la realidad es que agotó las entradas unos días antes del concierto.

Brendan Rice (ese es su verdadero nombre) es un chico de Warwick (NY) que empezó a dar publicidad a sus canciones en 2015 utilizando SoundCloud y YouTube y que, en muy pocos meses consiguió una audiencia muy importante. Ahora, ya con manager, abogado y sello discográfico, tiene más de 100.000 seguidores en Spotify (y 800.000 oyentes mensuales) y sus vídeos oficiales en YouTube superan, cada uno, los 2,5 millones de visualizaciones. Sus seguidores son gente muy joven a la que no sólo le gusta su música, sino que también se identifican con su estilo personal (corte de pelo a la taza, uñas pintadas, una perla de pendiente, unas gafas un poco nerd, pantalones anchos y ropa colorida) y con sus letras. En cuanto a la música, Gus bebe de aquí y de allá, de lo que escuchaba cuando era más pequeño en casa de sus padres y de otros grupos de lo más eclécticos (habla de MadLib, de los Talking Heads, The Beatles o King Krule) y reconoce que no sabe lo que es una nota, pero que, si oye algo, sabe tocarlo (como decía Dean Wareham, “en el rock, cuanto peor tocas, mejor”). Bases y acordes muy simples y repetitivos (mezcla de rap, hiphop, soul, reggae, …), sonidos analógicos y una voz muy personal y reconocible son, al final, los elementos que hacen que sus canciones sean tan pegadizas y atractivas (suelen citar a Ariel Pink o a Mac DeMarco cuando tratan de encasillar su estilo).

La noche empezó con Lois, el cantante de Trajano que inició en 2015 este proyecto en solitario. Acompañado de bajo y teclado (sin batería), interpretó media docena de canciones con esa voz grave que recuerda irremediablemente a Stephin Merritt y a Billy McKenzie. El mejor tema de su actuación fue Yell, que se incluye en su EP Crumb Cats (2018).

Tras la actuación de Lois, aparecieron sobre el escenario los miembros de la banda de Gus (su hermana pequeña a los teclados y dos amigos que llegan justito a la mayoría de edad al bajo y a la batería) y el propio Dapperton, para comenzar una noche entretenidísima con Gum, Toe and Sole. El público cantó prácticamente todas las canciones, y Gus acompañó su bonita voz con unos bailes de lo más curiosos (movimientos muy de rap y hiphop con los brazos, y las piernas completamente por otro lado, sin conexión alguna). Entre las doce canciones del show cayeron todos sus bombazos (Prune, You Talk Funny o World Class Cinema) y me dio la impresión de que, al menos en vivo, funcionan mucho mejor sus temas rápidos que los medios tiempos.

Después de cincuenta minutos de actuación (en abril Everlasting publicará su primer LP) se despidieron del emocionado público que llenaba la sala Galileo –en varias canciones hubo pogos– para volver a hacer un bis con el clasicazo Twist And Shout, que sonó de maravilla. Si acierta con su primer trabajo y sigue por el mismo camino, tendremos, por suerte, Gus Dapperton para rato.

Fotos: Adolfo Añino