“Cada uno por su lao / y que Dios reparta suerte / Cada uno por su lao / Yo hago lo que me parece / y me tiene sin cuidao que me critique la gente”.

Lo canta J con su inconfundible deje andaluz desde el comienzo de este EP; y nos puede servir para resumir el espíritu de Grupo de Expertos Solynieve, un grupo que parece existir para celebrar el talento que se ha juntado en el rock independiente granadino de las últimas dos décadas. Cada uno de sus ilustres componentes va, efectivamente, “por su lao”, en proyectos tan sobrados de aplauso como Los Planetas, Lori Meyers, Los Evangelistas o Lagartija Nick; sin embargo, se trata de almas libres que eligen juntarse de vez en cuando a sumar voluntades en este proyecto, una aventura que a estas alturas, con cuatro trabajos en el mercado, ya no tiene que justificar su existencia, ni reivindicar que es mucho más que un capricho pasajero.

Como EP, Colinas bermejas es perfecto en cada uno de sus cuatro pasos. Son sonidos y composiciones de las que unen orillas sin demasiado esfuerzo, con un carácter que bebe de la música americana (con la contundencia sonora que se le puede exigir a las mejores formaciones contemporáneas de ese género), sin renunciar al deje “granaíno” ni a la cultura andaluza (que se deja caer en forma de palo flamenco rockerizado en Fandango de la libertad, o mezclada con psicodelia en Sahariana). Quizás por esa vida en los límites musicales, podemos también identificarlos con el rock fronterizo de Calexico -a quienes evocan muy acertadamente en Año nuevo-, o con viajeros profesionales como Beirut, cuyos clásicos arreglos de metales parecen adornar la mencionada Fandango de la libertad.

En el apartado lírico, la hermosa Año nuevo queda para el renovado cancionero-protesta que tímidamente se generando en el rock independiente de nuestro país, con declaraciones tan bienintencionadas como esta: “Tu mundo se ha acabado y ahora el nuestro va a empezar… … igual que adoras tú el dinero / nosotros vamos a adorar el conocimiento y la libertad / la sabiduría, la alegría y la paz”.

Quizás lo peor de todo es lo corto que se nos hace (el abrupto final del cuarto corte no hace más que subrayar esa sensación), sobre todo porque nos queda la convicción de que con una triple ración de esto tendríamos ante nosotros uno de los discos nacionales del año.