Fernando es un uruguayo que reside en Barcelona, ciudad en la que desde 2002 factura electrónica de altos vuelos desde su laboratorio, siempre con el hardware como mejor aliado. El último álbum que presenta se titula Control – del sello Irregular-, un LP de 9 canciones y masterizado por Pablo Bolivar, absoluta garantía de calidad sonora final.

Control supone un viaje entre pop y electrónica, dibujando en muchos momentos paisajes melancólicos, en otras ocasiones luminosos, pero siempre con bellas atmósferas entre sintéticos sonidos. Por momentos recuerda a artistas como Tycho, y sus temas más bailables a aquellas veneradas producciones cercanas al pop del sello germano Kompakt. Aunque solo son pequeñas relaciones que le atribuyo, pues tras su escucha lo que me ha dejado claro Lagreca es que ha parido un álbum auténtico y peculiar, con un sonido propio y absolutamente reconocible.

Este LP tiene como carta de presentación Over, en la que sintetizadores que por momentos parecen voces y sutiles melodías enlazan a la perfección. Loved sabe a pop sintético y melódico con agradables vocales, mientras que en X y Way of Control se distingue el gusto de Fernando por hardware de primer nivel como el Analoug Four de Elektron y algún Nord Lead. Sonido con aroma a house old school pero con maquinaria actual y una sensibilidad a prueba de bombas.

Yes es el último tema de la cara A y uno es de los más oscuros del disco. Hipnótico y profundo, surge al final un loop entre la niebla que resulta deliciosamente eterno.

La cara B comienza con Quiet Lake, un compendio de armonías y arpegios que se elevan hacia parajes repletos de luz. Run, en cambio, es de los temas más bailables del disco. Comienza con una melodía que evoca a un buen club berlinés al amanecer para finalizar con delicadas capas vocales. El LP termina con Djurgarden, brutal viaje hacia un ambient gélido propio de parajes escandinavos que esperan la siguiente aurora boreal, y Living Light, creación cercana al lounge y EBM que pone el perfecto colofón a este viaje sonoro.

La sensación final es la de un álbum que llega al notable con creces, muy bello y realizado con una sensibilidad y control analógico que echaba mucho de menos en este país. Gracias, Fernando.