Desde Indienauta también hemos querido sumarnos a los especiales dedicados a la Primera Guerra Mundial con motivo del centenario de su inicio, y lo hacemos con nuestro particular Top 5 de novelas sobre la —mal— llamada Gran Guerra. Fieles a nuestra idiosincrasia, hemos dejado las obras puramente históricas para adentrarnos en el terreno literario, decantándonos por cinco novedades publicadas recientemente -cuatro este año y una a finales de 2013- por cinco editoriales independientes a las que admiramos profundamente —muchas gracias a todas por la colaboración—. Varios descubrimientos que ven la luz por primera vez en España y alguna reedición de relumbrón que, en conjunto, creemos ofrecen una perspectiva literaria fascinante, diametralmente opuesta a la glorificación de la guerra tan habitual. Cinco miradas diferentes y complementarias a una de las páginas más penosas de la Historia.
“Senderos de Gloria”, Humphrey Cobb (Capitán Swing, 2014)
El heroísmo inherente a la guerra, incluso en obras —películas, documentales, libros— presunta o abiertamente anti-bélicas es frecuente. No es el caso de Senderos de Gloria. Sin cortapisas, directo a la yugular, con una misión clara: no solo poner de manifiesto cuán absurda es cualquier contienda, sino revelar lo abominable del estamento militar. El fallido asalto del 181º Regimiento del frente del ejército francés contra una inabordable posición alemana supera el relato de la hazaña bélica concreta, aquí fracaso sin paliativos, magnificada para trazar el relato de una Primera Guerra Mundial. Soldados asqueados, temerosos, agotados, desesperados. Superiores mezquinos, viles, rayanos en la locura gracias a un sistema que les concede poderes prácticamente absolutos a la hora de decidir sobre la vida de sus tropas. Y una justicia que ni siquiera merece la consideración de pantomima. La reunión entre oficiales de alto rango previa al consejo de guerra y la patraña de éste son pasajes escalofriantes, excepcionales, de ese raro tipo de literatura que solivianta al lector. Sin duda, la película de Stanley Kubrick es un clásico indiscutible, con el coronel Dax representando —inolvidable Kirk Douglas— la esperanza de encontrar a un hombre no corrompido, dispuesto tanto a la lucha, aunque sea suicida, como a la defensa ante cualquier autoridad de su batallón acusado de cobardía. Pero Humphrey Cobb ni siquiera ofrece ese resquicio en el original. La institución militar es una maquinaria atroz pensada para arrasar cualquier atisbo de pensamiento, racionalidad o autonomía y auto-alimentarse, engrandecerse. Es basura. Vibrante lectura cortesía de Capitán Swing.
“Los Favores de la Fortuna”, Frederic Manning (Sajalín, 2014)
Alabada por la crítica y señalada por Hemingway como “el mejor y más honesto libro de soldados”, la obra magna de este escritor australiano permanecía inédita en nuestro país hasta este verano. Mil gracias Sajalín, porque todos los elogios son merecidos. Extrañamente hermosa pese al desolado paisaje francés y poética pese al seco realismo con el que se narran las peripecias de un batallón de soldados en el Somme. Un diario de campaña donde la rutina es exasperante, pero la amenaza del fin del tedio es aún peor. Donde las horas y los días se pasan en busca de aventuras en los pueblos fantasma en las que se dirimen las escaramuzas de la contienda. Donde las noches se pasan con triviales anécdotas, o al menos alcohol. Donde se lidia con la arbitrariedad de la jerarquía militar. Donde los amigos no son una buena idea… porque la violencia está siempre a la vuelta de la esquina y no entiende de vínculos personales. Sí, la diosa fortuna se escribe con fragmentos introductorios shakespereanos, pero en realidad sus caprichosas veleidades significan balas perdidas en la cabeza u obuses arrasando todo a su paso. Soldados y suboficiales enfrentados con resignación a su destino, con el soldado Bourne capitaneando, a su pesar, una tropa de hombres obligada a ser camaradas por el bien común, condenada a pasar en la más cruel de las soledades el trago tan inhumano que es sobrevivir en las trincheras. Hemingway tenía razón, este libro existe “para recordar cómo fueron realmente las cosas, de manera que nunca tenga que mentirme ni a mí ni a nadie sobre esto”. Imprescindible.
“Uno de los nuestros”, Willa Cather (Nórdica, 2013)
Entre las debilidades literarias de quién escribe está la sublime prosa de Willa Cather. Muy pocos escritores escriben como ella, y menos aún son capaces de hacerte sentir el olor de la tierra del Medio Oeste en sus páginas, de hacer que la lluvia duela y los campos sufran. Y aunque Uno de los Nuestros, Premio Pulitzer en 1923 y rescatado el año pasado gracias al buen hacer de Nórdica, dista mucho de alcanzar los niveles de obras maestras como Mi Ántonia o Pioneros, el talento de la autora norteamericana sigue manando a borbotones. Novela de iniciación, la historia del sensible joven Claude Wheeler es una lucha entre el ansia de libertad y descubrimiento frente al camino marcado, lo que se espera de uno y las opresivas servitudes de la familia, las opulentas propiedades, pero sobre todo uno mismo, se crea. Cather no escatima su habitual mirada clínica, sutil. Pero más decepcionada y crítica que nunca ante la mezquindad y rancio conservadurismo de la que una vez fueron las gentes que mejor conoció, su entorno, construye la más brutal de todas las ironías. Para Claude Wheeler, la oportunidad para romper con todas sus ataduras surge con la entrada de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. Porque en el caso de Claude su batalla no se libra en la campiña francesa. Su verdadera guerra está en casa, en esas duras tierras de Nebraska que nuestro protagonista tiene que llamar hogar. Por favor, leed a Willa Cather.
“La iniciación de un hombre: 1917”, John Dos Passos (Errata Naturae, 2014)
La más autobiográfica y abiertamente política de nuestras cinco sugerencias, tras el joven e idealista Martin Howe se esconde un indisimulado alter ego del propio Dos Passos, quién se enroló como camillero voluntario de la Cruz Roja a los 21 años. Hermanado con el libro de Manning en el retrato de la vida “cotidiana” de los soldados en zona de combate, repleta de horas y días muertos, en los que el protagonista / autor encuentra la ocasión de plasmar sus experiencias y reflexiones, cada vez más amargas, ante el grotesco espectáculo de la carnicería humana. Sin llegar a los collages narrativos de Manhattan Transfer o su trilogía U.S.A. ya se albira el estilo fragmentado del célebre autor norteamericano, además de su necesidad de denunciar sin ambages la sinrazón de la guerra. Lírica, periodismo con intenciones políticas y literatura de alto voltaje se dan la mano. La cabeza y el corazón de Howe / Dos Passos bullen en ideas y anhelos de solidaridad y un mundo nuevo, mientras recoge cadáveres y heridos en una Europa convertida no solo en pavoroso campo de batalla, sino en el más poderoso ejemplo de lo bajo que puede llegar a caer el ser humano. Gran rescate de Errata Naturae, tanto para seguir los primeros pasos de un autor fundamental, como para conocer de primera mano uno de los mayores desastres de la humanidad.
“Historia y desventuras del desconocido soldado Schlump”, Hans Herbert Grimm (Impedimenta, 2014)
Un libro maldito, por el que su autor fue repudiado y perseguido acusado de «antigermánico», quemándose todos los ejemplares de la obra. Pero no fueron sólo los nazis. Derrotado Hitler, las nuevas autoridades de Alemania Oriental le inhabilitaron de seguir dando clase y en 1950 se ordenó su traslado a Weimar. Grimm se suicidó a los pocos días, pero el libro fue rescatado ochenta años después por Volker Weidermann –prólogo de obligada lectura–. ¿Qué tiene esta novela para despertar tanta sinrazón? Picaresca en las trincheras tamaño XXXXL, junto a una necesaria dosis de vitriolo contra uno de los peores males que toda contienda provoca: el “lavado de cerebro” masivo a una sociedad, empezando por los soldados, para que apoye una guerra que en realidad solo responde a los intereses de unos pocos h.d.p. El joven Schlump es una feroz patada en las partes bajas a esa estupidez supina del heroísmo. En la guerra no hay héroes: hay supervivientes, aprovechados —normalmente «los de arriba», excelsos jugadores de cartas— y pringados. Y nuestro protagonista tiene muy claro a qué grupo no quiere pertenecer. Una decidida y cruda diatriba contra el idealismo para decirnos que en una guerra la honradez y la integridad son errores fatales, condensada en la lacónica sentencia «A las trincheras sólo van los tontos». Brutal. Ya lo dice el poema. “La pluma es más poderosa que la espada”.
¿Más? Vamos a ampliar nuestro Top rápidamente hasta diez. Y es que no podemos dejar de recomendar el clásico anti-belicista Sin novedad en el frente de Erich Maria Remarque (Edhasa, 1996); el kafkiano, mordaz absurdo de Las aventuras del buen soldado Svejk de Jaroslav Hasek (Galaxia Gutenberg, 2008); el impresionante fresco ilustrado de Joe Sacco en La Gran Guerra: una Panorámica Ilustrada (Random House, 2014); y las escalofriantes, absolutamente extraordinarias Johnny Cogió Su Fusil de Dalton Trumbo (El Aleph, 2005) y Compañía K de William March (Libros del Silencio, 2012). Como véis, mucho donde escoger. Mucho que leer.
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