La tradición manda y, como cada diciembre, llega la hora de nuestro «Especial lecturas navideñas». Pero esta vez, dada la gran variedad y cantidad de propuestas, hemos decidido dividir el contenido en cuatro entregas, agrupándolas por géneros. Arrancamos con los libros de música, no sin antes agradecer a las editoriales su colaboración a lo largo del año. ¡Que comiencen las lecturas… y la música!

Voces. Cómo los grandes cantantes pueden cambiar tu vida, Nick Coleman (Blackie Books, 2019)
A veces, lo único que necesita un buen libro-ensayo musical es suscitar verdadera emoción al lector, la que proviene de estar escrito con auténtica pasión. Es el caso de este Voces, en el que el periodista musical británico Nick Coleman —veinticinco años en NME y Time Out le contemplan— se adentra en esa ardua y forzosamente subjetiva tarea de intentar desentrañar qué hace a un músico convertirse en ese artista que te habla, directa y exclusivamente, a ti. Sobre la superficie, su análisis no parece que vaya muy allá, incluso puede resultar poco sorprendente a tenor del clasicismo de los artistas diseccionados —Amy Winehouse y Richard Hawley, dos revivalistas de pro, son los más modernos—. Pero su recorrido por muchos de los nombres canónicos del pop y el rock de la segunda mitad del siglo XX viene con una carga de profundidad tan inesperada como desarmante: la de la intimidad tras la confesión. Y es que el libro se transforma en un relato conmovedor, al estilo de los libros de Oliver Sacks o la muy recomendable película The music never stopped, cuando Coleman nos habla de su pérdida auditiva tras una enfermedad neurológica, y como entonces las voces almacenadas en su cerebro pasan a ser algo irrenunciable, parte de la propia memoria de uno mismo. Ensayo «remueve patata» del año…

Asuntos de vital interés: una amistad de cuarenta años con Leonard Cohen, Eric Lerner (Alianza, 2019)
Seguimos con los tótems musicales, ahora con el eterno Leonard Cohen, pero en una obra que aborda su figura desde una perspectiva harto singular. Y es que Asuntos de vital interés da cuenta de su relación con el guionista, productor de cine y editor Eric Lerner, quien conoció a Cohen en un retiro espiritual zen en 1977, forjando una indestructible amistad que duró hasta su fallecimiento en 2016 —sobrecoge ese postrero y Dantesco email—. Mirada al lado más humano, incluso doméstico del cantautor y poeta, Lerner describe su convivencia en L.A. —compartieron casa de dos familias durante años—, anécdotas de toda índole —borracheras incluidas—, y los entresijos de una relación de confidentes mutuos, además de compañeros espirituales —el maestro japonés Sasaki Roshi es un personaje central—. Invitados de excepción a media vida de vivencias y conversaciones, Lerner nos muestra a un «ser etéreo», preocupado por su labor como padre y por distanciar su vida privada de su carrera, frustrado por su trompicada trayectoria literaria y su ambivalencia frente a las discográficas, y golpeado tanto por los desengaños amorosos —la musa de Cohen, Marianne Jensen, y la madre de sus hijos Suzanne Elrod, bien presentes en el texto—, como por el conocido episodio de malversación de fondos de su gerente. Un retrato sensible, de primera mano a la leyenda canadiense, aquí más que nunca un hombre tan encantador como complicado.

Led Zeppelin. Cuando los gigantes caminaban sobre la Tierra, Mick Wall (Alianza, 2019)
Título grandilocuente, más de seiscientas páginas, épica cubierta en negro y rojo… No puede ser otra banda que Led Zeppelin. Saludada como la biografía definitiva de la banda, el veterano periodista musical inglés Mick Wall —dilatada carrera con obras sobre Pearl Jam, los Doors o Lou Reed, entre otras— se embarca en un texto titánico, apuntalado gracias a su relación personal con las caras visibles del grupo, Plant y Page, las entrevistas exclusivas al entorno del cuarteto y una exhaustiva búsqueda de los orígenes de sus canciones más celebradas. Pero que también asume muchos riesgos con esos puntos de fuga literarios en los que la narración adopta un formato de flashback, o esa querencia por adentrarse en los capítulos más oscuros —la figura de Alistair Crowley tiene bastante peso en el libro, así como los legendarios excesos, aunque lejos del morbo del conocido y divisivo El martillo de los dioses de Stephen Davies— de los Zeppelin, aún a riesgo de socavar el ritmo del volumen. Todo ello suma para ofrecer un texto hiperbólico, exigente a ratos, en busca de las respuestas tras el misticismo y la absoluta locura que fue Led Zeppelin. Ese tren sin frenos, destinado a descarrilar, que transformó y dominó el rock de los años setenta.        

Yo, Elton John (Reservoir Books, 2019)
Tras unos mastodontes del rock & roll, pasamos a uno de esos «chicos británicos» que consiguió llegar a ser miembro del star system del pop, Sir por obra y gracia de su majestad, y autor de la banda sonora de unas cuantas generaciones, Elton John. Y es que, en un año que hecho a su medida —película e interminable gira de despedida incluidas— no podían faltar sus memorias. Un relato vital donde no se deja puntada sin hilo —la distante relación materno-filial, desaforado consumo de cocaína y alcohol, su necesidad compulsiva de comprar y regalar cosas, el descubrimiento tardío de la homosexualidad, el alejamiento de la música para criar a sus hijos…—, se repasan tanto sus éxitos —algunos, como la mítica Rocketman, del todo inesperados, nos cuenta— cómo sus sonoros fracasos —bochornos como Leather jackets que, admite, vieron la luz porque bajo la influencia de las drogas le parecían estupendos—, en una sincera revisión personal y musical. Porque más allá del morbo que puedan despertar los recuerdos de su dilatadísima carrera —lo que permite anécdotas con la plana mayor del rock— en Yo, Elton John el lector encontrará una obra bien estructurada, interesante y reveladora —aspectos que también deben agradecérsele al periodista Alexis Petridis—, donde Elton deja paso a Reginald Kenneth Dwight

Playing changes. Jazz para el nuevo siglo, Nate Chinen (Alpha Decay, 2019)
¿Eres de los que piensa que el jazz es la música de fondo de los pijos y las élites? ¿O la del nuevo aspirante a hípster que ha descubierto a Miles Davis? O, casi peor ¿lo que pone tu padre cuándo se las da de sofisticado? Pues prepárate, porque Playing changes te va a volar la cabeza. Escrita con contagioso entusiasmo y sugerente claridad, el veterano crítico jazzístico Nate Chinen nos invita a descubrir que el género no murió con John Coltrane, y que su canonización e institucionalización como patrimonio cultural a preservar no lo ha enterrado en un solipsista discurso para elevadas minorías, superando los enconados debates entre virtuosismo versus emoción o respeto a la tradición versus diálogo con otros géneros para conectarse a los nuevos tiempos. Ameno sin renunciar a su vertiente historicista, por sus páginas conviven las figuras contemporáneas del jazz con el hip hop, el R&B, la electrónica o los sonidos más experimentales y de vanguardia, junto a nombres que lideran festivales y listas Pitchfork como Kamasi Washington, Radiohead o Flying Lotus, demostrando que el jazz del siglo XXI está muy vivo. Apasionante —lo dice alguien completamente ajeno al género— y directo a la lista de mejores ensayos musicales del año.

The beautiful ones, Prince y Dan Piepenbring (Reservoir Books, 2019)
Fallecido en abril de 2016, las esperadas memorias de Prince, anunciadas con el lógico «bombo y platillo», eran lectura obligada. La promesa de un icono huidizo y mutante —en el mejor de los sentidos— del pop, genial, megalomaníaco y enrevesado como pocos dentro y fuera del escenario, contándolo con sus propias palabras. En ese sentido, The beautiful ones es una decepción, porque estamos solo ante un bosquejo de autobiografía, apenas veinte páginas de su puño y letra. Sin embargo, no es un proyecto frustrado, porque la obra, además de ser un suntuoso libro-objeto inexcusable para fans, se revela como un collage rebosante de abreviaturas, notas y símbolos, que alberga diversos libros dentro suyo, algo de lo más apropiado tratándose del músico de Mineápolis. Desde la propia gestación de estas memorias frustradas, en las que el inexperto Dan Piepenbring —acreditado como editor— nos habla de su sorprendente elección como el encargado de su co-escritura junto al de Minesota, a la curiosa relación mantenida entre ambos en el poco tiempo en que se relacionaron —Prince es una suerte de opulento y lujurioso Nerón, pero al mismo tiempo stajavonista y concienciado—, pasando por un profuso álbum de fotos que conjuga lo familiar con la formación musical, hasta una sinopsis manuscrita de la película Purple Rain. El misterio Prince continua… 

Con la horas cantadas, Gil Scott-Heron (Libros del Kultrum, 2019)
Como las anteriores, las memorias del poeta, músico, escritor, bluesólogo, padrino del rap, y activista Gil Scott-Heron, son un proyecto inacabado, publicado de forma póstuma tras su fallecimiento en 2011. Tan solo por el hecho de ser el último legado del de Chicago, ya serían valiosas. Sin embargo, a Con las horas cantadas le sobran cualidades a reivindicar. En primer lugar, por la época-efeméride en las que se cimentan: la gira Hotter than July que Scott-Heron realizó junto a Stevie Wonder, que tuvo su epicentro en el histórico concierto reivindicativo de Washington para instaurar el día de Martin Luther King como festivo nacional. Segundo, porque el libro rápidamente se bifurca en un relato parcial, por fuerza incompleto, pero hipnotizante, que aborda juventud, formación y vida personal, así como su carrera musical y literaria. Y tercero, por varios momentos clave de pura magia narrativa, como la descripción de su accidente cerebrovascular durante un concierto en 2009, la muerte de John Lennon —atentos a la reacción de Wonder— o su relación con personajes gigantescos como Michael Jackson —la narración del show en el Madison Square Garden junto al «Rey del pop» es inolvidable— o Bob Marley. Y es que, en definitiva, Scott-Heron era un escritor de aúpa, algo que uno ya sabía tras devorar su novela El buitre y que esta autobiografía confirma. Disfrutadla.

Tardes de persianas bajadas, Brett Anderson (Contra, 2019)
Y tras unas memorias de gran calidad literaria, otras al mismo nivel para concluir estas recomendaciones musicales: las de Brett Anderson, segundo capítulo. Tan solo uno después de la aparición de la magnífica Mañanas negras como el carbón, más una novela de iniciación en primera persona que una biografía musical al uso, y con el gran recuerdo del conciertazo del pasado Primavera Sound —el mejor del festival para quien escribe—, el líder de los plenamente vigentes Suede repite fórmula de honestidad brutal y narrativa arrebatada. De nuevo, Anderson se desnuda ante el lector, ofreciendo pasajes de una desolación y autocrítica para nada habituales en el género, ya sea sobre sus discos menos afortunados —a los fans de A new morning les va a doler—, sus adicciones, o la agria ruptura con Bernard Butler. Eliminando todo el fatalista glamour a los episodios de autodestrucción y zozobra del líder y su banda, Anderson brinda una elegíaca autobiografía acerca de la segunda parte de su historia que reflexiona sobre la Inglaterra de los años noventa, observa desde la atalaya de la madurez tanto las contradicciones del éxito y la fama como la peliaguda cuestión de la relevancia creativa, y cartografía como pocos el colapso de un grupo… Afortunadamente, no cumplió su palabra y escribió el libro que dijo que no iba a escribir. Y, felizmente, sabemos que aún queda un tercer episodio por contar…