Queda muy poco para que Remate publique su nuevo disco oficial, y teníamos pendiente aquí en Indienauta revisar lo que había dado de sí uno de esos proyectos colaborativos en los que se mete de vez en cuando, en esta ocasión el producto de su unió con otro que también ejerce de artista muy “artista”, Israel Marco (alma Mater de Cuchillo).

La criatura que han parido conjuntamente es peculiar y no conoce concesiones, como no podía ser de otra forma tratándose de un dúo de estas características (y con el añadido en la producción de Carlos Toronado, otro que tanto al frente de PAL como en sus producciones anda sobrado de personalidad).

Los participantes han partido de unos textos de Remate que más bien parecen pequeños apuntes surrealistas que rebuscan belleza en lo cotidiano, y que lo mismo podrían haber sido estrofas de canciones que haikus postmodernos o tuits ligeramente pretenciosos (“He llorado con un ciclista que ganó una medalla olímpica / y el ciclismo me aburre de solemnidad”; “Me acompañas a sacar la basura / No se puede aspirar a más”; “Lo que me dijiste al oído se extendió por todo el mundo / y no es nada del otro mundo”). A su alrededor circulan una serie de atmósferas musicales que se recrean en la delicada repetición, en un “menos un más” que corre el riesgo de perder nuestra atención, sobre todo cuando sólo tienen como apoyo final el tipo de melodías abstractas y similares entre sí que Remate acaba usando más de lo deseable cuando no tiene una canción real sobre la que trabajar.

Una pena, porque el disco deja numerosos momentos que demuestran el talento de los implicados, pero tal y como han decidido entregarlo al mundo, queda como una rareza que limita su impacto en el oyente a pequeños fogonazos de ingenio pop en medio de un discurso brumoso.