Yo sigo escuchando la música en un tocadiscos pero, si pudiera, metería un coche en mi salón para poder escucharla también ahí, sentadito, recostado, café con Baileys en mano, las puertas cerradas y los cristales subidos; en pocos sitios suena tan bien.

Los madrileños Cómo Vivir en el Campo vuelven con nuevo disco, el quinto ya de su carrera, y como siempre se han caracterizado por una insobornable independencia, en ‘Yiyi’ (El Genio Equivocado, 2023) entregan un reposado manual de folk acústico preciosista y de ecos clásicos alejado de la electricidad de sus primeros trabajos. Hablamos con Pedro Arranz, su carismático líder, para que nos cuente los detalles de este pequeño clásico instantáneo que tan buen recibimiento está teniendo.

Hola Pedro, ¿qué tal estás? Felicidades por este nuevo disco. Vamos a empezar por el título: habéis pasado de titular vuestros discos como Led Zeppelin (I, II, III, IV) al anterior que era nada menos que “Siempre te he amado, nunca he dejado de quererte, toda mi vida es para ti”. Ahora llega este breve y enigmático ‘Yiyi’. ¿Qué significado tiene?

¡Hola! ¡Encantado de saludarte de nuevo! Yiyi… pues como pasa a veces con algunas historias, es necesario dejarlas a medias para que cobren sentido. Podría ser el nombre de un lugar, un apodo, una expresión en una lengua extraña… Si lo buscas en un diccionario, verás que en turco significa ‘bien’, en kazajo ‘comer’, en chino puede significar desde ‘radiante’ a ‘reacio a partir’, aunque mi favorito es el zulú ‘eso es todo’.

¿Nos podrías explicar qué se va a encontrar el oyente en ‘Yiyi’ que no haya en discos anteriores? Comentabas en las notas sobre este disco que hacía años que te rondaba la idea de hacer un disco mas sosegado, en el que las guitarras eléctricas tuvieran menos peso.

Los que conozcan un poco a la banda encontrarán que, efectivamente, las guitarras eléctricas han pasado a un segundo plano y que no hay ninguna distorsión. Ya desde el anterior trabajo era una aspiración para mí el grabar un disco en el que no hubiera que pisar ningún pedal, así que ahora fuimos aun más lejos y en la mitad de las canciones ni siquiera hay una batería sonando… Quería hacer un disco sosegado, más pausado… primero, por un tema de salud (mis oídos me pedían una tregua) y luego por una necesidad artística. Llevaba años queriendo hacer un disco así. Lo intenté al principio con el anterior álbum, pero para trabajar con ese sonido tienes que tener las canciones adecuadas, y no era el caso. También me gusta explorar de cuántas maneras puede llegar a sonar el grupo sin perder su esencia. Admiro mucho a las bandas que se esfuerzan en grabar discos enteros con enfoques y producciones completamente diferentes, que pillan a su público con el paso cambiado; a veces darán algún palo de ciego, pero eso es lo divertido también… esos discos que cuando los escuchas dices “pero en qué demonios estarían pensando”.

La pandemia con sus conciertos sentados y en muchos casos acústicos, como alguno que os pude ver, ¿aceleró la idea de sacar este disco?

Sin duda. Eran unos conciertos en los que, a falta de un batería, yo llevaba unas maracas en el tobillo y una pandereta que pisaba a modo de caja. Cuando vi que algunas canciones nos gustaban casi más así, despojadas de todo y reducidas a lo mínimo, empecé a tomarme en serio la idea de hacer un disco cuya base fueran una guitarra acústica, una maraca, una pandereta y poco más. Luego al final acabas enredándote y adornando un poco, metiendo cuerdas, arreglos, pero el clima en general es ese. Por otro lado, toda mi vida he compuesto las canciones con el bajo, o sentado en una batería, pensando en patrones rítmicos alrededor de los que construía algo melódico después… pero nunca jamás con una guitarra en la mano. Las guitarras solían ser lo último en lo que yo pensaba durante el proceso. Sin embargo, en este disco me obligué a funcionar al revés y componer todo con una acústica en la mano, como hace la gente normal, y me encantó, porque me salieron canciones muy distintas. Es una de las bases de cualquier proceso creativo: si quieres resultados diferentes, utiliza una técnica diferente, toca diferente, canta diferente, cambia tus hábitos, tus procedimientos.

El disco empieza con un tema instrumental, ¿es una declaración de intenciones?

Recuerdo el primer CD autoeditado que sacamos allá por 2005, en el que de las cinco canciones, dos eran instrumentales. En directo tocábamos mucho material instrumental también, supongo que un poco por esa vocación de banda de surf o de banquete de boda que siempre ha tenido este grupo. Muchas de ellas nunca las llegamos a grabar, ni siquiera en forma de demo… recuerdo un par de ellas que me encantaban, ‘En contra de Jacques Lacan‘ y ‘Virgencita, virgencita, que me quede como estoy’… algún día las recuperaremos. Se pueden decir tantas cosas sin necesidad de añadir ninguna palabra.

Ahora que hablamos de esto, ‘Martínez’, una de las instrumentales del nuevo disco, es una canción recuperada de uno de aquellos CDs autoeditados. Siempre nos gustó mucho, a veces la seguíamos tocando en directo y nos parecía que merecía ser regrabada en condiciones, darle una nueva oportunidad.

Dices que tu ambición con este disco es modesta, para empezar simplemente pedirías que se escuche entero. ¿Con esto te refieres imagino a que no hay un single claro, sino que lo importante es el conjunto y el poso que podría dejar al escucharse?

Bueno… más que modesta, yo diría que es casi lo contrario 🙂 Esperar que en 2023 alguien se escuche un disco de la primera a la última canción sin haberlo parado antes y haber pasado a otra cosa… es una aspiración muy ambiciosa. Ya nadie lo hace, son otros tiempos. Cuando no has pagado por un disco, nada te impulsa a escucharlo entero. Antes, literalmente quemabas un LP o una cassette porque, o lo habías pagado, o te había costado un mundo que alguien te lo prestara y tuvieras la oportunidad de grabártelo en una cinta. Conseguir un disco era un triunfo, a veces podía suponer años de búsqueda, y era impensable que un LP pasara por tus manos y no te lo escucharas entero una, dos, tres veces al menos. A todo se le daba una segunda oportunidad.

Singles, yo creo que podría haber un par de ellos, aunque nunca ha sido esa una preocupación ni un objetivo. Abusamos muy poco de los estribillos, lo justo nada más. Personalmente, a la hora de componer y producir, antes que pensar en singles, me divierte más pensar en el conjunto, buscar un sonido, un concepto, crear una atmósfera especial que envuelva todo el álbum, que lo diferencie de otros discos del grupo, que justifique la escucha, que te deje un sabor al final cuando la música se ha parado.

El disco no es largo, dura alrededor de media hora. ¿Está relacionado con lo anterior? ¿Os apetecía hacer un disco compacto, en el que no haya “relleno”?

Creo que no es tanto una cuestión de duración, como de número de canciones. Había por ahí más temas que podrían haber entrado, pero doce nos parecía que era suficiente. Luego siempre editamos Eps con parte de ese material restante. Yo suelo desconfiar un poco de los discos con demasiadas canciones, a no ser que sea un doble álbum (ahí vale todo). Cuando hay mucho material suele ser señal de que no se ha filtrado lo suficiente. No existen músicos prolíficos, sino músicos que no tienen filtro, y saber distinguir lo bueno de lo menos bueno, o lo que encaja mejor o peor, también es una ciencia. Respecto a ‘Yiyi‘, se trata de canciones diferentes a lo que estábamos acostumbramos, y salieron más bien cortas (la mitad no llegan a tres minutos). Por otro lado, el concepto de ‘relleno’ es relativo. Detrás de cualquier canción casi siempre hay mucho trabajo, lo que pasa es que el público impone a cada grupo unos estándares que no siempre coinciden con lo que el músico tiene en mente, o al revés. Recuerdo una reseña de nuestro anterior disco que hablaba de ‘Refugio del martes’ como “claramente una canción menor dentro del conjunto”… y ahora mismo es la tercera más escuchada del álbum. Nunca sabes…

Citas como influencias para este disco a John Stewart, Kris Kristofferson, Nick Lowe, Malevaje o Los Coyotes. ¿Me compras la comparación con Julio Bustamante? Me da la sensación de que hay un punto mediterraneo en las canciones.

Si te digo la verdad, nunca me paré a escuchar a Julio Bustamante aunque, después de lo que dices, prometo hacerlo. Es interesante y bonito que la gente proyecte en un disco su propio universo musical y haga de las canciones algo más suyo, a su manera. Todos lo hacemos, nadie tiene por qué saber qué tenía en mente un músico mientras proyectaba tal o cual álbum. Recuerdo que al principio nos decían a menudo que recordábamos a Golpes Bajos o al Niño Gusano, por ejemplo, que son bandas a las que -no pongo en cuestión su calidad- nunca he podido escuchar más de dos minutos seguidos.

Si te digo que, con el anterior disco, cada vez que me bloqueaba y no sabía por dónde tirar, me ponía en mi casa, casi obsesivamente, como si fuera un faro en la niebla, el ‘In city dreams’ de Robin Trower. Te podría decir montones de cosas que hay en ese disco que para mí fueron casi como un mantra durante la producción de ‘Siempre te he amado…‘.

Parece que la música cada vez caduca más rápido y siempre va bien reivindicar a grupos y discos actuales, así que aprovecho para preguntar: ¿qué estáis escuchando estas últimas semanas?

Antes, cuando pinchaba todos los fines de semana, estaba un poco más al tanto de lo que se cuece… pero desde que dejé la noche, perdí el tren definitivamente. Como decía Abe Simpson, “yo estaba en la onda pero después cambiaron la onda y ahora resulta que estoy fuera de onda, la onda me resulta extraña y escalofriante”. Puestos a recomendar algo actual, te diría Andrea Buenavista, que va a sacar un disco maravilloso, o Puzzles y Dragones, donde puedes encontrar a Miguel, bajista en CVEEC, encargándose de las guitarras y a Begoña Casado, que también canta con nosotros, haciendo unas voces preciosas. Estuve viendo hace poco a Calizo y me gustaron mucho, acaban de grabar un disco estupendo. Depedro está preparando también un nuevo trabajo que seguro que va a ser algo importante. De fuera, me vienen a la cabeza Kacy & Clayton, Otoboke Beaver o ‘Promises‘, el último disco que grabó Pharoah Sanders antes de morir, ya con 80 años, y que es de otro mundo. Descubrí en un vídeo de gatitos el ‘If we ever broke up’ de Mae Stephens y me pareció súper, con ese no-estribillo abajo en vez de arriba. Hay en YouTube una versión acústica que parece un tema de Kings of Convenience, maravilla.

Volviendo al disco, la lista de colaboradores es excepcional: Javier Vacas (Vacazul, Sex Museum, Los Coronas, Corizonas…), JavierSkunkGómez (Depedro, SuperSkunk, Vacazul…), Costanzo Laini (Bob Sands, Ogun Afrobeat, Black Market...), Basilio Martí (Antonio Vega, Mercedes Ferrer, Miguel Ríos...). ¿Cómo surgieron estas colaboraciones?

Javier Vacas y Javi ‘Skunk’ son viejos amigos de la época de la universidad, estuvimos juntos en alguna banda y ya entonces se veía que iban muy por delante del resto. Tienen muchísimo talento y fue un honor enorme poder contar con ellos. Siempre los he admirado mucho y no quería morirme sin que participaran en algún disco del grupo, y esta me pareció la ocasión perfecta. Costanzo Laini lleva colaborando con nosotros muchos años, y sigo emocionándome cada vez que lo escucho tocar. En cuanto a Basilio Martí, fue Javier Vacas precisamente el que me lo recomendó cuando le pregunté por un pianista capaz de hablar cualquier idioma. Basilio Martí no solo habla cualquier idioma al piano, sino que además es un amor de persona y con el que es un placer enorme trabajar. Son de lo mejor que ha dado la música de este país. Pero no solo ellos, hay también un montón de amigos más colaborando a los que llamamos y nos hizo mucha ilusión que se apuntaran, algunos ya son parte de la banda, como Begoña Casado.

El disco está grabado en los locales Sonic Boom de Madrid y en tu propio estudio, por lo que imagino que os habéis encargado vosotros de la producción, ¿es así? ¿Qué diferencias, ventajas y dificultades, hay en grabar un disco mas desnudo, menos eléctrico?

Siempre nos hemos cocinado todo entre nosotros. A mitad del tercer disco empezamos a dejar de pisar un estudio al uso. Hace años era impensable, pero hoy en día un estudio está en cualquier sitio. Miguel te puede sonorizar una batería subidos a una barca en medio de un lago, si quieres, y hacerla sonar de maravilla. Aparte, las producciones que hacemos, de la manera en que lo hacemos (grabamos diferentes versiones del mismo tema o, cuando parecía que ya estaban terminados, los retomamos para cambiarlos de arriba abajo…) suponen infinitas horas de estudio, sería una ruina. A mí no me gusta llegar, grabar e irme. Me gusta pasarme las horas que sean necesarias investigando ahí mismo, mientras estás grabando, porque muchas veces es ahí cuando surgen cosas interesantes, te vienen ocurrencias, a veces ideas de bombero que puede que no vayan a ningún sitio pero que necesitas probar. En cuanto al disco, conseguir un sonido natural pero con sustancia, con ese tipo de canciones, no es fácil. Al final, las baterías zumbando y las guitarras eléctricas tapan tanto el paisaje que, cuando prescindes de ellas, te das cuenta de que el espacio que dejan a la vista es maravilloso.

El que se ha encargado de la mezcla es Miguel Breñas, miembro del grupo (también en Puzzles y Dragones). Imagino que nadie mejor que el para saber lo que queréis ¿Era su primer encargo?

Es un disco básicamente acústico pero en ningún momento suena pequeño, ¿verdad? Cálido y lleno de matices, suena justo como habíamos imaginado, y para eso siempre va a ser mejor si se trabaja desde dentro. Hasta ahora se había encargado de las mezclas Rubén González Aló, que también era como uno más de la banda, pero hubo que cambiar de plan en el último momento y Miguel cogió los mandos… En los últimos años había mezclado ya varios discos, así que tenía experiencia suficiente. Él es muy perfeccionista, muy intuitivo, con muy buen oído, conoce muchísima música (eso es fundamental)… y también era consciente de que mezclar un disco del grupo suponía tenerme a mí encima a cualquier hora del día o de la noche como en una película de terror. Aparte de esas virtudes que te he dicho, Miguel tiene muy buen talante, siempre piensa en el equipo, y eso es importantísimo. Además, el tiempo se nos había echado encima de forma alarmante… así que hizo un gran trabajo en un disco y unas condiciones que no eran sencillas. Una producción así mezclada sin gracia puede acabar sonando como una tristeza, un globo desinflado… pero ahora escuchas el disco, y se te pone una sonrisa en la cara.

En esta ocasión para la portada habéis elegido una fotografía del escritor Jacobo Bergareche. ¿Cómo surgió esta idea? ¿Tiene relación con el título o con el contenido?

Aparte de escritor, Jacobo es también un gran fotógrafo. Hace un par de años publicó esa foto de su hija en la sierra de Córdoba, y me quedé prendado. Apenas había empezado a trabajar en ninguna canción del disco, y ya decidí que esa tenía que ser la portada. En muchos momentos, escribir las canciones de este disco fue como poner la música que acompañara a esa imagen, como imaginar el disco que había detrás de esa portada… ¿era un disco animado, o tranquilo? ¿de qué hablaba, cómo sonaba? Muchas veces, cuando me bloqueaba durante el proceso, las respuestas las encontraba mirando esa portada. Lo he hecho tantas veces, el quedarme mirando la funda de un disco tratando de escuchar en mi cabeza la música que hay dentro, que me encantó poder hacer el mismo ejercicio, pero llevándolo a la práctica en un disco real y tangible.

He visto como han quedado los vinilos, porque habrá edición en vinilo, y además de la bonita foto de portada también hay algo de arte en la cubierta interior, no?

Me gusta la idea de dejar un lado de la funda interior como si fuera un rincón de una sala de exposiciones, sin textos ni ningún añadido, solo el objeto artístico hablando por sí mismo: en el 2º disco fue una foto, en el 3º un dibujo, en el 4º un objeto, y en este se trata de un cuadro. Llevaba toda la vida viéndolo colgado en la casa de mis padres y cuando empecé a dar vueltas al diseño de este disco dije por qué no. Lo pintó Eloína Segur, una amiga de la familia. Vallisoletana, profesora de Geografía e Historia, nunca trabajó como artista profesional, pero pintaba mucho y hacía teatro también, siempre autodidacta. Me encanta la idea de que cada persona que compre el disco se pueda llevar a su casa una obra de Eloína. Cada vez que lo veo descubro algún matiz nuevo, un trazo del lápiz que asoma, una flor nueva en la falda… y me siguen fascinando el movimiento que tiene y las sensaciones que transmite. Es un cuadro precioso y merece estar en muchas casas más.

¿Crees que el vinilo es el formato ideal para escuchar este disco o no consideras que el formato sea importante?

En absoluto. El mundo se ha llenado de compradores de vinilos que escuchan los discos en tocadiscos chinos que tienen todo integrado, con unos componentes muchas veces de risa y que no suelen sonar mejor que un reproductor de mp3. Me pregunto qué pensarán… Seguramente tengan la sensación de que los han engañado con eso del misticismo del vinilo y bla bla. Fíjate que cuando se dice “sonar mejor” nadie sabe realmente de lo que estamos hablando: para unos significa escuchar hasta el último detalle, para otros es la calidez, la redondez del sonido, para otros consiste en pegada y graves… Pero vaya, que si lo que vas buscando es una definición quirúrgica y un sonido cristalino, no lo vas a encontrar en un vinilo, porque en ese sentido un buen mp3 o un wav son imbatibles. En cualquier caso, la aguja, el tocadiscos, el amplificador, los bafles, el cableado… cualquier eslabón mal calibrado te puede chafar el sonido y si no piensas gastarte un buen dinero en todas esas cosas, mejor paga 200 euros por un bluetooth JBL de esos, que suenan como un trueno.

Yo sigo escuchando la música en un tocadiscos pero, si pudiera, metería un coche en mi salón para poder escucharla también ahí, sentadito, recostado, café con Baileys en mano, las puertas cerradas y los cristales subidos; en pocos sitios suena tan bien.

¿Se puede avanzar algo ya de las presentaciones del disco? ¿Tenéis alguna fecha prevista?

En noviembre haremos algún pequeño showcase acústico en tiendas de discos de Barcelona (La Botiga, día 4) y Madrid (Marilians, el 10). Después, está prevista la presentación, con la banda al completo y algún invitado más, en El Sol en Madrid la noche del 5 de enero y el 2 de marzo en Heliogàbal, en Barcelona (la noche antes estaremos en Reus (Tarragona). Tenemos muchas ganas de volver por Barcelona y ver a tantísima gente maravillosa que conocemos allí.

¿Con qué formato os presentaréis en directo? La idea será hacer los conciertos mas “acústicos” o también recuperaréis algo de la electricidad de los primeros discos?

A pesar de que la mayoría de las guitarras que suenan en Yiyi son acústicas, no tenía pensado llevar una guitarra acústica a los conciertos. Seguiré tocando con una eléctrica enchufada a un ampli, ya veremos cómo se traducen las canciones nuevas a ese contexto más eléctrico. Al final empiezas cambiando eso, y se acaba cambiando también la línea de bajo, las baterías, la forma de cantar… De todas formas, nunca hemos tocado las canciones igual que suenan en los discos, y parece que vamos a seguir por el mismo camino. Por un lado, es fisicamente imposible hacerlo -las grabaciones incluyen a menudo todo tipo de arreglos, cuerdas, teclados, muchas guitarras sonando a la vez… y sobre el escenario solo somos tres músicos. Por otro, nos gusta y divierte el andar dándole vueltas a los temas, buscando la manera de hacerlos sonar solo con una guitarra, un bajo y una batería; a veces supone realmente un quebradero de cabeza, ya que en directo no trabajamos con pistas pregrabadas ni samples. Lo que ves sobre el escenario es lo que hay. Al final es como hacer versiones de tus propias canciones.

Tenemos que acabar, y lo hacemos con un rapidísimo cuestionario con el que siempre cerramos estas entrevistas: dime una película, una serie, un podcast y una comida.

Película, Fat city, de John Houston.

No soy de ver series… ¿vale una de los años 50? Racket Squad, está casi toda en YouTube, maravillosa.

Podcasts solo he escuchado alguna vez un par de ellos (KissFAQ y Three sides of the coin, los dos sobre KISS), pero no es un formato que acostumbre.

Comida… podría vivir a base de ensaladilla rusa.