Se acabó la fiesta

Más allá de los gustos de cada uno y una, hay una cosa que está clara: sin The B-52’s el mundo del rock hubiera sido mucho más aburrido. La banda de Athens aportó frescura, locura y surrealismo a una escena que se tomaba demasiado en serio. A simple vista, sus letras no eran profundas y no querían cambiar el mundo. Luego es cierto que, sí analizamos muchas de ellas, vemos que contaban con un doble sentido. Pero la verdad es que, si cogías una canción como “Rock Lobster”, no había más intención que la de contar una fiesta en la playa y mencionar buena parte de la fauna marina. Algo que les daba encanto y ayudó a que se convirtieran en todo un fenómeno de la cultura trash estadounidense. Además de en ese grupo de rock con el que el colectivo LGTBI podía bailar. En parte, porque varios de sus miembros forman parte de él. Y, con todo esto, llegaron a ser una banda de gran éxito. Lo que, una vez más, demuestra que la originalidad no está reñida con la comercialidad.

The B-52’s acaban de anunciar una gira despedida que solo tendrá fechas en Estados Unidos -esperemos que recapaciten y se den un paseo por Europa-, y tenemos que reconocer que a más de uno y una se nos ha roto un poco el corazón. Porque, lo cierto, es que, aunque su último trabajo data de 2008, estaban en buena forma y su último tour lo dieron justo antes de la pandemia. Así que no nos queda otra que seguir escuchando su discografía, la cual, aunque no sea muy extensa, sí que está lleno joyas. Y hemos seleccionado unas cuantas a modo homenaje.

Rock Lobster (1978)

Es imposible hablar de The B-52’s y no mencionar “Rock Lobster”. Ya no solo porque sea su primer single, y su primer éxito, también porque aquí ya dejan claro su sonido. El rock con tintes de surf, el órgano algo estridente, o la complicidad de Kate Pierson y Cindy Wilson, que aquí no tienen ningún problema en hacer extraños ruidos con sus voces. Además de ese tramo final de su letra, en el que se dedican a mencionar animales marinos reales e imaginarios. En definitiva: un trallazo que se convirtió en un éxito inesperado en 1978, y que hizo que su álbum de debut despachara más de un millón de copias.

Private Idaho (1980)

The B-52’s no actuaron en Idaho hasta el año 2011, pero 30 años antes ya le habían dedicado una canción a ese estado que, según el propio Fred Schneider, «era bastante misterioso para ellos». Y el caso es que no es ninguna parodia ni nada por el estilo, ya que también han confesado más de una vez que es bonito, aunque añaden la coletilla de que «tiene mucha gente de derechas». El caso que les sirvió de inspiración para crear otro de esos contagiosos himnos de rock bailarín y surfero. De hecho, tuvo bastante éxito en las discotecas de su país. Y sí, inspiró el título de una de las mejores películas de Gus Van Sant.

Party of Bounds (1980)

Que The B-52’s se convirtiera en una de las bandas más queridas por el colectivo LGTBI, es en parte por canciones como esta. En 1980, con la banda inmersa en el éxito y tocando cada dos por tres en garitos neoyorquinos como el CBGB, se dedicaron a explorar parte de la vida gay de aquella ciudad. Una exploración de la que salen estos cortes más dance y absolutamente contagiosos. Y lo cierto es que, aunque dejaron un poco de lado su faceta más rock para meterse en terrenos new-wave, seguían sonando a ellos mismos. Algo que resulta evidente en esta “Party of Bounds” en la que relatan todo lo que puede salir mal en una fiesta, y cómo arreglarlo.

Mesopotamia (1982)

En 1982, la banda se embarcó en la grabación de ‘Mesopotamia’, el que debería ser su tercer trabajo. Un disco producido por David Byrne que, sin embargo, por diferencias entre el productor y la banda, se quedó en un EP de seis canciones. Y lo cierto es que, al escucharlas, está claro que el experimento no funcionó. Aquí, la banda de Athens prácticamente pierde toda su personalidad y casi parece un juguete al servicio de Byrne, que se dedicó a meter capas de instrumentos y trata de hacer de ellos unos Talking Heads. Aun así, el tema titular, y sus guitarras funk, tenían su punto.

Legal Tender (1983)

No se puede decir que The B-52’s se quedaran anclados en el sonido de sus comienzos. En 1982, tras el desastre de ‘Mesopotamia’, se meten en el estudio y graban ‘Whammy!’, un álbum en el que se dejan llevar por las cajas de ritmos, tan de moda en aquellos años. Un trabajo que, por desgracia, se convertiría en historia de la banda, ya que fue el último que grabaría íntegramente Ricky Wilson, que, lamentablemente, moriría por complicaciones derivadas del SIDA dos años después. De hecho, le dieron su diagnóstico mientras grababa el álbum, pero no se lo dijo a sus compañeros de banda para no preocuparles. Y lo cierto es que no creo que hubieran sacado un disco así de saberlo, porque es un trabajo en el que recuperan la diversión que habían perdido en el anterior. Como muestra, la genial “Legal Tender”, en la que nos cuentan una historia relacionada con la falsificación de billetes.

Girl From Ipanema Goes To Greenland (1986)

Puede que “Girl From Ipanema Goes To Greenland” sea una canción menor de The B-52’s, pero lo cierto que no deja de ser un pegadizo tema de pop sintético y bailongo con una producción muy de la época. De hecho, no tuvo mucho éxito, porque, tras la muerte de Wilson poco después de comenzar la grabación de ‘Bouncing Off The Satellites’, la banda estaba devastada. Es más, parte del álbum se grabó con músicos de sesión. Así que ni dieron conciertos ni hicieron ningún tipo de promoción del álbum -tan solo hicieron el vídeo de esta canción-. Incluso pensaron en dejar la música. Afortunadamente, volvieron tres años después con más fuerza que nunca.

Love Shack (1989)

Adiós a la tristeza, a las cajas de ritmos, y al sonido ochentero. En 1989, The B-52’s editan ‘Cosmic Thing’, el disco más exitoso de toda su carrera. Un álbum del que despacharon 5 millones de copias gracias a “Love Shack”, todo un clásico con el que cerraban una década llena de subidas y bajadas. Musicalmente, estamos ante uno de esos artefactos sonoros de la banda en los que llevan su rock a la pista de baile. En parte, por esa potente batería de Keith Strickland que, tras hartarse de su instrumento en su anterior trabajo, lo volvió a pillar con muchas ganas dos años después. Y en parte por esa producción limpia de Don Was. Aunque, una vez más, lo mejor es el juego de voces que hace que la canción sea irresistible. Y ojo porque en su vídeo aparece un joven RuPaul.

Deadbeat Club (1989)

Resulta difícil decantarse por otra canción de ‘Cosmic Thing’, ya que es un disco prácticamente redondo y lleno de buenos temas. Cortes como “Roam” o “Chanel Z”, que también fueron singles, están entre lo mejor de su carrera, pero en este caso nos quedamos con “Deadbeat Club”. El último single de su quinto trabajo es un tema dulce y nostálgico en el que recuerdan los viejos días en Athens en los que no tenían nada que hacer-en esta época ya llevaban viviendo un tiempo en el norte de Nueva York-, y que cuenta con un cierto toque algo sixties. Además, como en prácticamente todo el álbum, la batería suena potente y en primer plano.

Good Stuff (1992)

1992 es un año raro para The B-52’s. Por un lado, venían de su mayor éxito. Además, Kate Pierson acababa de colaborar con Iggy Pop en “Candy” y con R.E.M. en “Shiny Happy People”, dos de éxitos enormes de aquellos días. Sin embargo, estamos en pleno momento de ebullición de grunge y el rock alternativo, y su propuesta no termina de casar con el público más joven. Pero, al igual que en toda su carrera, ellos iban a su bola. Algo que demostraron con “Good Stuff”, el tema que daba nombre a su sexto trabajo. En el cual, por cierto, no participó Cindy Wilson. Es una canción que es puro The B-52’s, ya que tiene su toque bailable, que en este caso está representado en sus guitarras funk, y un estribillo rompedor y absolutamente pegadizo en el que Pierson toma la voz cantante.

Debbie (1998)

La última gran canción -la de Los Picapiedra la vamos a obviar- de The B-52’s aparece en ‘Time Capsule: Songs for a Future Generation’, el recopilatorio que editaron en 1998, y que también contenía la inédita, y estupenda, “Hallucinating Pluto”. Es un tema muy pop, que cuenta con un pegadizo riff de guitarra, y con uno de esos estribillos para la historia. Porque sí, esa “supersonic blonde” que mencionan, no es otra que Deborah Harry, la líder de Blondie, con la que compartieron muy buenos momentos cuando los dos grupos lo petaban a finales de los setenta. Además, por aquí vuelve a estar Cindy Wilson, que volvió a la banda tras el descanso que empezó en 1990.

Funplex (2008)

The B-52’s se pasaron buena parte de los noventa y primeros 2000 editando recopilaciones y haciendo giras un tanto nostálgicas, pero en 2008 dieron la sorpresa publicando su primer trabajo en más de 15 años. ‘Funplex’ es un disco que no estaba mal, quizá pecaba de su producción, que jugaba bastante con darles un sonido más actual. Algo que no les hacía falta, porque las canciones estaban ahí. De hecho, el tema titular es un trallazo importante -Cansei de Ser Sexy llegaron a hacer un remix-. Además, no les fue mal en las listas de ventas de ese año. Lo malo es que, como despedida final, sabe un poco rara y desangelada.