¿Qué tal un poco de luz entre tanta «oscuridad» y «ruido» político? Amantes del «deporte rey», el baloncesto —por supuesto—, ¡Contra tiene nuevo libro para nosotros! Y no uno cualquiera. Se trata de Dream Team, del periodista deportivo Jack McCallum. Como reza su subtítulo, es el fascinante relato de la intrahistoria del mejor equipo que ha existido jamás, la selección olímpica estadounidense de baloncesto de 1992, es decir: Magic Johnson, Larry Bird, Michael Jordan, Charles Barkley, David Robinson, Scottie Pippen, Chris Mullin, Patrick Ewing, Karl Malone, John Stockton, Clyde Drexler y —ejem, también— Christian Laettner. Casi nada. Entenderéis que las hipérboles y exclamaciones venideras están más que justificadas…
McCallum, veterano redactor de Sports Illustrated con treinta años de carrera a sus espaldas, y ganador del premio Curt Gowdy de periodismo deportivo que concede el Salón de la Fama del Baloncesto, tuvo «acceso privilegiado» al Dream Team, lo que le permitió estar presente en la cuasi totalidad de acontecimientos, momentos controvertidos, fundamentales y/o anecdóticos protagonizados por tan irrepetible escuadra, a los que añade una relación bastante cercana con la mayoría de su miembros, «salpicando» el libro con encuentros más «íntimos» y recientes —que titula «Interludios»— con cada uno de ellos. De este modo, McCallum es capaz de ofrecer al lector una obra bastante ambiciosa, tanto en su detalle como en su profundidad, sobre el Dream Team: su peculiar gestación y confección, el periplo hasta la consecución de la medalla de oro en los Juegos de Barcelona, así como su posterior leyenda y legado.
Lo que hace particularmente valioso el trabajo de McCallum en Dream Team es su multiplicidad de enfoques, su intento de deconstruir un fenómeno tan singular en prácticamente todas sus facetas: deportiva, social, mediática, económica, cultural y humana —en referencia a los jugadores y el cuerpo técnico—. Para el seguidor ocasional hay suficientes «batallitas», curiosidades —las aventuras de Barkley en Las Ramblas, interminables partidas de cartas, mucho golf, el affaire del chándal en la entrega de medallas…—, partidos épicos, en especial ese entrenamiento a puerta cerrada —«El mejor partido de la historia que nadie vio»— en Montecarlo. Pero para el conocedor/fanático del baloncesto, incluso para quien haya visto el documental de título homónimo de Zak Levitt —de obligado visionado— hay material de sobras para engancharse al libro. El tortuoso proceso de selección de los doce elegidos. El conflicto de intereses entre ABAUSA y NBA, la creación de USA Basketball y sus relaciones con la FIBA —aunque su presidente, «el inspector de carne» Boris Stankovic, fuese el actor clave para que semejante escuadra se reuniera en mi ciudad condal, me negaré a alabarlo mientras viva, porque el tapón ilegal a Montero y los cuatro segundos no arbitrados del Panathinaikos-Barça ni se olvidan ni se perdonan—y el COI. Nike contra Reebok. La frágil lucha de poderes, egos y generaciones entre leyendas, con Magic y Larry cediendo definitivamente el cetro de la Liga a Jordan. Y el cambio, exponencial, a punto de producirse —en muchos aspectos no precisamente bueno— en el deporte más hermoso y vibrante del mundo. Lo dicho, mucho que disfrutar.
Pese a lo atractivo y entretenido de su lectura, especialmente si uno creció con esos titanes de la NBA como sus superhéroes, Dream Team tiene algún que otro pero o, al menos, varios elementos sobre los que polemizar —¿qué sería del deporte sin debate?—. El más grave, a mi juicio, es el propio McCallum. Su ego es, por momentos, casi tan descomunal como el talento acumulado en el legendario combinado y, en más de una ocasión, uno tiene la sensación que su libro no es tanto la crónica periodística de esa «quimera de la canasta» hecha realidad, sino la experiencia del propio reportero durante su codiciable labor. ¿Envidia? Seguro, pero con un Christian Laettner en esta historia tenemos más que suficiente…
A renglón seguido, que el comentarista sea un protagonista principal de la narración contribuye notablemente a una cierta dispersión, como si estuviéramos ante una colección de artículos y no frente a un libro del todo estructurado. El ejemplo más claro de dicha falta de cohesión quizás sea el de la polémica ausencia de Isiah Thomas entre los doce seleccionados cuando, indiscutiblemente, era una de las mayores figuras de la NBA. Dependiendo del capítulo, el motivo de su no inclusión va de unas desafortunadas palabras del base de los Pistons junto al lenguaraz Dennis Rodman contra Larry Bird, el rechazo frontal de Michael Jordan, que el entrenador Chuck Daly no tomase partido por él e, incluso que Magic, debido a la controversia tras hacer público que había contraído el virus del SIDA —creo que las fechas ni siquiera coinciden, de hecho— tampoco lo quería de compañero. ¿En qué quedamos?
Y, en tercer lugar, y siguiendo con las ganas de fomentar la discusión baloncestística —la mejor posible— McCallum es jordanista hasta la médula. Eso no sería un problema en sí mismo —no es precisamente la excepción, que digamos— pero no entiendo que un reportero tenga que defender CADA paso de la estrella más rutilante del firmamento NBA, por muy discutible que este fuera. Su favoritismo sobre la figura del 23 de los Bulls es demasiado evidente y posiblemente innecesaria en una obra sobre semejante colectivo de colosos del aro. Además, ¡diablos!, estoy con Magic. El arbitraje made in Chicago Stadium existía… Vaya que sí —que se lo pregunten a la Indiana de Reggie Miller… y entrenada por Larry Bird—.
Eso sí, el tramo final de Dream Team es sencillamente fantástico. Primero, McCallum demuestra su olfato periodístico dedicándole espacio a la otra historia del torneo de Barcelona: la del «equipo psicodélico», «mi» Lituania medalla de bronce, recién obtenida su independencia y con el viaje costeado gracias a los Grateful Dead —explicado con detalle y pasión en otro documental indispensable, The other Dream Team—. Luego, reconquistado el oro perdido, el autor resume las carreras del trío central de astros con brillantez y sentimiento: tanto las retiradas forzosas de Bird y Magic —la primera esperable, la segunda especialmente cruel y dolorosa— así como el triunfo y la posterior, turbulenta, agria, primera retirada de Michael Jordan. Después, cierra la obra hablándonos del legado de ese combinado de leyenda, en un capítulo maravilloso que justificaría la existencia del libro por sí solo. La internacionalización del baloncesto a raíz del Dream Team, haciéndolo realmente global, motivando a cada vez más jugadores del resto del mundo que han llegado y triunfado en la NBA, con selecciones haciendo zozobrar o derrotando a los sucedáneos posteriores, arrogantes e individualistas, del legendario combinado. Y, finalmente, en un gesto que le honra, McCallum cede «el último tiro», el epílogo, a Larry Bird, el cual, a su vez y con su demoledora sencillez, devuelve el juego a sus verdaderos dueños. Y uno, superado el «Angolazo», vuelve a ser el crío embobado ante la tele junto a su primo en las vacaciones de verano del 92, viendo a esos gigantes invencibles volar hacia la canasta…
Entradas recientes
- La Paloma, “Todavía no” (La Castanya, 2023) 2023-04-01
- Måneskin, los “loud kids” actuarán en Barcelona con entradas agotadas 2023-03-31
- Be Your Own Pet estrena su primera canción en 15 años 2023-03-30
- Triángulo de Amor Bizarro estrenan single 2023-03-30
- The Reds, Pinks & Purples, ‘The Town That Cursed Your Name’ (Tough Love, 2023) 2023-03-29