8.5
Score

Final Verdict

Dan Bejar lleva a Destroyer a la electrónica y a la pista de baile en 'Labyrinthitis', la que es su mejor colección de canciones desde 'Kaputt'

Dan Bejar es uno de esos músicos que, cuando se propone algo, no hay quien el pare. El artista canadiense casi tiene la necesidad de reinventarse con cada trabajo de Destroyer que edita, y su discografía, además de extensa, es de lo más variopinta. Ahí está su EP con versiones de Sr.Chinarro-. Pero lo cierto es que, últimamente, le está cogiendo el punto a la electrónica. Ya en su anterior trabajo, el notableHave We Met’, nos dejó algunas canciones donde los sintetizadores y las cajas de ritmos se llevaban el protagonismo. Aunque nunca ha estado tan sintético como en ‘Labyrinthitis’, el álbum que acaba de editar.

El disco número 13 de Destroyer bebe de muchas influencias. Algunas, como la de New Order, ya aparecían en sus anteriores trabajos. Pero lo cierto es que, cuando Bejar y su inseparable John Collins se pusieron a trabajar en este disco en mitad del primer confinamiento, su idea era otra. Y es que, su intención era hacer un álbum de tecno que se pudiera bailar. Un poco más tarde, desecharon esa idea y pensaron que lo mejor era hacer algo que sonara a Cher metiéndose en el mundo del Hi-NRG -anda que no molaría escuchar eso-. Y al final suena a unos Destroyer más electrónicos que de costumbre y que están dispuestos a bailar. Lo que funciona sorprendentemente bien.

Si escuchamos ‘It’s In Your Heart Now’, el tema que abre este ‘Labyrinthitis’, apenas encontraremos muchas diferencias con otros discos de Destroyer. Es más, si no fuera por esas guitarras tan New Order, podría pertenecer perfectamente al ‘Kaputt’. Pero la verdad es que, junto al tema acústico que lo cierra, estamos un poco ante la rara avis del álbum. El en resto, las cajas de ritmos hacen acto de presencia para fusionarse con los elementos más característicos de Destroyer. Así, en “Suffer”, nos encontramos con una canción potente y bailable en la que no se olvida de las guitarras y de esa facilidad que tiene para crear buenas melodías. Y si nos vamos a “All My Pretty Dresses”, aparece un tema vibrante en el que no falta un saxo. Además de ese himno synth-pop bailongo que es “Eat the Wine, Drink the Bread”.

No todo es una oda al baile. Bejar se reserva algunos temas para dar rienda suelta a sus pequeñas locuras. Es el caso de “June”, una canción con un cierto aire ochentero -ahí se puede ver la influencia confesada de Art of Noise– que tiene múltiples facetas. De hecho, en sus seis minutos, se hace un spoken-word, nos deja un estribillo absolutamente pop, y se deja llevar por una extraña orgia de cencerros en su parte final. Y la verdad es que el resultado es fascinante. Otro caso es el de “Tintoretto, It’s For You”, un corte algo oscuro en el que las guitarras se fusionan con unos sintetizadores un tanto estridentes. Y sí, también funciona de maravilla. Como también lo hace esa “The States” llena de ritmos tecno de lo más cortantes y oscuros sintetizadores.