Comenta Dan Bejar que, para este disco, grabó las voces en la cocina de su casa, de noche, y susurrando para que su familia no se despertara. Algo que resulta evidente a la primera escucha de “Have We Met”. Porque, si hay algo que ha logrado el canadiense con este trabajo, es transmitir la calidez y la paz de esas noches en su cocina. Y todo esto, como ya es costumbre en la carrera de Destroyer, cambiando de nuevo de rumbo, y metiéndose más que nunca en terrenos sintéticos.

Estamos ante un trabajo grabado en las circunstancias habituales de hoy en día. Lo de pasar por el estudio con una banda al completo, ya no es una prioridad, y eso es algo que Bejar tiene muy claro. Así, con la ayuda de John Collins, su colaborador de toda la vida, productor del disco, y el encargado de las programaciones, bajos, y sintetizadores, y la guitarra de Nicolas Bragg, han creado una colección de canciones absolutamente compacta sin necesidad de pasarse días y días en el estudio.

Dan Bejar también es un chico listo, y los años de experiencia le han enseñado muy bien como promocionar un nuevo trabajo. Los tres singles previos a la fecha de salida de este álbum, son también los cortes más directos del mismo. Tanto el pop elegante y melancólico de ‘Crimson Tide’, como el synth-pop con aires de los ochenta de ‘It Just Doesn’t Happen’, son dos de los temas más potentes (comercialmente) de su carrera. Y si nos vamos a ‘Cue Synthesizer’, vemos que es capaz de hacer una canción absolutamente pegadiza con una estructura de lo más complicada.

Quizá sea por su voz susurrante, o quizá sea por la calidez de las cajas de ritmos y sintetizadores, pero la melancolía juega un papel bastante protagonista en este trabajo. Y bueno, en su carrera en general. Es algo que vemos muy reflejado en un tema como ‘Kinda Dark’, otra de las gemas del disco. Aquí nos deja una canción donde la electrónica está en reposo, pero donde nos sorprende con un final en el que entran una batería de lo más seca, y una guitarra de lo más afilada. El resultado no puede ser mejor. Porque, si hay algo que funciona bien en este trabajo, son los arreglos instrumentales. Cajas de ritmos que no se exceden en protagonismos, guitarras que sorprenden, y sintetizadores que envuelven. Unos ingredientes que se fusionan de maravilla en ‘The Raven’, la que, probablemente, es la mejor canción del álbum.

Bejar confía tanto en sus colaboradores, que les ha dejado un par de canciones para que se luzcan. Tanto en ‘The Television Music Supervisor’, como el corte que da título al álbum, cuentan con una buena parte instrumental en la que la voz es una mera anécdota. Además, las dos, comparten un tono más ambiental y onírico. De hecho, la segunda, casi es un recital de steel guitar. Pero Dan Bejar siempre se guarda un as bajo la manga para volver al pop elegante que tan buenos resultados le dio en “Kaputt”. Ese as se llama ‘The Man in Black’s Blues’, que se mueve dentro de esa electrónica sedosa y distinguida que tanto nos gusta. Pero, para acabar, volvemos a la cocina de su casa, y a la calma que nos proporciona la sobresaliente ‘foolsong’, que casi es una nana que nos recuerda que nos tenemos que ir a dormir.