Seguimos —y seguiremos, esto es una «cruzada personal»— enfrascados en destacar las colecciones de relatos más estimulantes que vamos disfrutando en esta sección. Y hoy, de la mano de Anagrama, tenemos a uno de los escritores norteamericanos más celebrados de los últimos veinticinco años, Jeffrey Eugenides, que con este Denuncia inmediata da el paso a la forma breve tras tres aclamadas novelas. Diez historias sobre vidas complejas abocadas a situaciones límite, dilemas morales, decisiones capitales e impulsos drásticos… y sus consecuencias.

Nacido en Detroit en 1960, el debut literario de Jeffrey Eugenides fue sonado con Las vírgenes suicidas, la fenomenal novela sobre las hermanas Lisbon aparecida en 1993, y cuya fama se vio catapultada por su posterior adaptación cinematográfica, que también supuso el debut detrás de las cámaras de la gran Sofia Coppola. Igualmente notoria sería su segunda obra, ya que Middlesex, publicada en 2002, obtuvo nada menos que el Pulitzer. Escritor de muy cuidadosa, concienzuda, «fertilidad», su tercer libro, La trama nupcial, no llegó a las librerías hasta 2011. Un ritmo sosegado que ahora tiene su traslación en este Denuncia inmediata, recopilación de relatos escritos —y reescritos—  a lo largo de los últimos treinta años, que aquí disfrutamos gracias a la traducción de Jesús Zulaika.

Esa «flema creativa» también es uno de los primeros rasgos que el lector va a reconocer al abordar estos cuentos. Porque Eugenides se toma su tiempo para emplazarnos en unos entornos tan singulares como, en algún caso, descorazonadoramente reconocibles. Y, sobre todo, porque desarrolla a unos personajes que resultan extraordinariamente creíbles… pese a las circunstancias que les acontecen. Hombres y mujeres sumidos en un estado de discordancia vital extrema, esa desconexión no solo angustiosa, sino directamente lacerante, entre sus anhelos, también pulsiones, y una realidad incierta o, en la mayoría de los casos, muy ingrata. El error decisivo o el fracaso, que adentra a los protagonistas de estos relatos en territorios desconocidos, está a la vuelta de la esquina o, en los textos más «ásperos», ya se están sufriendo sus efectos. Es exactamente ahí donde nos coloca el norteamericano, hablándonos de algo que podríamos definir como «orfandad emocional» con una profundidad y amplitud de miras sorprendente.  

Y es que Eugenides aborda temáticas muy amplias en Denuncia inmediata, lo que sin duda tiene que ver con el origen compilatorio del volumen, pero que también sirve para ofrecer al lector una «panorámica humana» de lo más variopinta. Así, la enfermedad y la cercanía de la muerte son los ejes de «Quejas», en el que dos amigas de edades distintas se «atrincherarán», al menos momentáneamente, en su relación y sus recuerdos frente al alzhéimer y los desengaños de la existencia. La maternidad —y la paternidad— son la excusa argumental de «Jeringa de cocina», donde el desesperado intento de una mujer para quedarse embarazada hará aflorar ese atenazante ¿que hubiera sucedido si…? de uno de sus amigos y ex-pareja. El matrimonio, presente en varios de estos textos, vértebra tanto «Buscad al malo», una demoledora disquisición sobre un desposorio de conveniencia tremendamente fallido, como el titular —y argumentalmente muy arriesgado— «Denuncia inmediata», en la que una joven estudiante de origen indio, amenazada por la tradición familiar, pone la vida de un profesor —que podría haber pergeñado el malogrado Philip Roth— en la picota.

Un par de relatos, nuevamente espinosos, utilizan experiencias exóticas como resorte narrativo. En «Correo aéreo» tenemos a un viajero perdido y enfermo en busca de la ¿revelación existencial?, ¿el Nirvana? en una isla remota del Golfo de Siam. Mientras en «La vulva oracular», nos encontramos a un sexólogo descubriendo —y «lidiando», en el sentido más turbador de la palabra— con los comportamientos sexuales de una tribu africana. No obstante la extravagancia —¿quizás excesiva?— de ambos planteamientos, el norteamericano nos está hablando de cuestiones bastante más mundanas: la soledad, el vacío generado por la falta de dirección personal, o el ego y el estatus dinamitado en un competitivo mundo laboral.

Precisamente, las frustraciones relativas a la imposibilidad de alcanzar la realización personal, así como la opresión entre las expectativas —individuales, socioculturales— y la realidad laboral presiden los dos relatos más brillantes, a mi juicio, de Denuncia inmediata. Se trata, por un lado, de «Música antigua», en la que asistimos a la callada, doméstica debacle de un clavicordista obligado a elegir entre su infructuosa pasión y la necesidad de hallar una solución a las deudas económicas que acucian a su familia. Y, por el otro, «Magno Experimento», donde un editor, asimismo con un pasado artístico abortado, sucumbe al fraude ante la posibilidad de obtener una riqueza fácil y rápida que colme sus ambiciones. ¿Está Eugenides apuntando a un «enemigo mayor» en estas dos historias? Dinero, prestigio, anhelos impuestos por un demoledor way of life llamado América en dos relatos redondos.

Pese a su naturaleza de «cajón de sastre», y exceptuando el resbalón de «Huertos caprichosos» —el texto más antiguo del lote—, un vodevil romántico aparentemente cómico que no va a ningún lado, Denuncia inmediata resulta tan cohesivo como certero. Eugenides logra que las cuitas, padecimientos y comportamientos de sus personajes, por excéntricas que sus circunstancias puedan parecer, «alcancen» al lector. Ya sea en selvas ignotas, mediante libros pretéritos o instrumentos antediluvianos, somos capaces de ver la magnitud del «iceberg» que estas personas «llevan a cuestas»… y su inexorable destino.