Deacon Blue estuvieron el pasado lunes en la sala La Riviera de Madrid, presentando su gira de 30 aniversario “To Be Here Someday”. Ya habían estado el año pasado en el Teatro Barceló, en un concierto de características similares (todos los hits, algún capricho de sus primeros álbumes, un par de versiones y unos pocos temas de los tres últimos trabajos). Aún así, se podía deducir por la muy buena entrada en La Riviera que sus cincuentones seguidores (entre los que me encuentro) se habían quedado con ganas de más.

El grupo mantiene prácticamente su formación original (salvando dos miembros, uno de ellos ya fallecido) y, lo más importante, están en forma. Ricky Ross y Lorraine McIntosh siguen teniendo muy buena voz y se esfuerzan por llegar a su público, y el resto de la banda suena muy bien y cumplen perfectamente con su cometido. La diferencia es que ahora tienen un repertorio mucho más amplio y, quizá, más variado (en la crítica de El País de su concierto en el Pabellón del Real Madrid en 1990, el redactor les echaba en cara que sólo tenían dos canciones originales y que las repetían hasta la extenuación con pequeñas variaciones). No van a marcar un antes y un después en la historia del pop-rock, pero hay toda una generación que tararea sus canciones y se sabe, al menos, la letra completa de Dignity (para mí, su obra maestra).

El concierto de Madrid siguió las pautas de los de su actual gira, pero con pequeñas modificaciones: de los cuatro primeros discos se centraron fundamentalmente en los dos primeros álbumes (Raintown y When The World Knows Your Name), aunque tocaron algunos temas menores de ellos y se olvidaron de Raintown, Twist And Shout o Love And Regret, y seleccionaron 6 temas de los tres últimos trabajos (Homesick, de 2001, parece que lo tienen vetado). Empezaron con I Was Right And You Were Wrong y continuaron intercalando temas nuevos con otros de los clásicos hasta el primer momento importante de la noche. Después de tocar The Rest, Ross comentó que habían ido muchos amigos al concierto, de España y de fuera, y recordó especialmente a Rafa, que está en el hospital y no pudo disfrutar con ellos del concierto (casualidades de la vida, Rafa es un antiguo amigo al que, desde aquí, le envío un abrazo y le deseo una pronta recuperación). A él le dedicó la primera versión de la noche, You’ve Got A Friend (Carole King), que mezclaron con Chocolate Girl. La segunda versión llegó muy poco después (también unida a otro tema suyo, Loaded), y fue la preciosa I Ain’t Got No Home (Woody Guthrie) de la que también hicieron versiones Dylan, Springsteen o Billy Bragg. Con Queen Of The New Year, el guitarrista aprovechó su única ocasión de lucimiento, y pasado el ecuador del concierto llegó su gran éxito, Real Gone Kid (Ricky Ross le dio entrada al grito de “Are You Ready?).

Para los bises se dejaron la mayor parte de sus grandes canciones: When Will You (Make My Telephone Ring) la unieron a la maravillosa Have You Seen Her de los Chi-Lites; Dignity, como siempre, la comenzaron con el público cantando sus primeras estrofas; y Fergus Sings The Blues sonó como el perfecto broche para una gran noche de nostalgia y de diversión. Pero aún faltaba una canción. En esta ocasión no iba a ser el Forever Young de Dylan con la que cerraron el pasado año (es la canción que sonó en su boda), sino el Always On My Mind de Brenda Lee, que fue el agradecimiento a su público por seguir apoyándolos después de 30 años (y los que quedan).