El acústico como esencia

Existen cancioneros, y cancioneros (mayúsculos). Canciones como las de Damien Jurado pertenecen a esa categoría magistral. Hace algo grandioso que es dotar a cada canción de su esencia. A veces desde la aparente sencillez, otras desde el revestimiento, desde los arreglos preciosistas. Nunca había visto a Damien Jurado, y desde ya toca repetir. Bueno miento, en aquellos Veranos de la Villa de 2016 que tocó en La Quinta de los Molinos, nos quedamos fuera pero escuchamos sus grandes canciones como letanías o señales en una noche de verano, tumbados en el césped. Casi ese escenario daría para una canción de Jurado, un músico prolífico con una gran capacidad musical y unos textos con sustancia, que cuentan historias que cuestionan, que reflexionan sobre nuestra estancia vital.

Cuando alguien muestra su maestría con humildad y con sus canciones como argumentos inapelables, todo sale de lujo. Fue un placer escuchar maravillas como “Allocate”, que consigue cautivarte desde el primer acorde, o su último single “What happened to the class of ‘65”. Jurado expone con una solvencia indiscutible el esqueleto de sus canciones. Un acústico es la prueba de fuego para comprobar si un artista tiene poso, tiene chicha y fundamento. Jurado en acústico suena soberbio. Y eso sin llevar los arreglos, y acompañamiento de la base rítmica. Su carácter es campechano, departió poco con el público salvo su comentario sobre la tormenta Celia y el aspecto sahariano de Madrid. Brindó tres bises, incluyendo una versión del tema central “Without us” de la serie Family Ties, que protagonizaba Michael J. Fox, donde deslumbraron “Working Titles” y “Museum of flight” de su laureado disco ‘Maraqopa (2012). La única pega, y es comprensible si uno quiere sonar bien, era que Jurado afinaba constantemente su guitarra acústica con cada canción. Le acompañaba su guitarrista habitual, Josh Gordon, un virtuoso de esos que aportan lustre y cuerpo a las canciones, sin tampoco buscar protagonismo, ni tirar de punteos ni solos. Vimos a Jurado hace años en la gran pantalla, tocando en la película La Juventud (2015) de Paolo Sorrentino. Jurado sigue en estado de gracia. El concierto de esos en los que cierras los ojos y la música te absorbe, te mece, te conquista.

Abrió la noche la californiana Corrine Ripp, con mucha actitud, unas canciones muy minimalistas, pero con mucho sustrato vital detrás de esa estructura aparentemente sencilla. No me convenció del todo, quizá porque le faltaba acompañamiento a su música, a pesar de tirar de pedalera y grabar capas de melodías. Su disco ‘Island’ (2021) me parece cosa fina por canciones como “Count the tear drops”. El cierre final con esa gran canción que es “The hurt of the fight” me pareció lo más sublime de su set.

Foto: SON Estrella Galicia