Soul sin alma

Tercera visita de Curtis Harding a Madrid (en 2017 se suspendió la que iba a ser su primera actuación y en 2019 vino por partida doble —julio y noviembre—) y uno sintió una especie de déjà vu. Reviso la crónica del concierto de 2019 en la sala El Sol y, salvo cuestiones menores, podría hacer un copia y pega. Lo nuevo es que vino a presentar su último álbum, If Words Were Flowers, en el que sigue la línea de sus dos trabajos anteriores. Es un disco más trabajado y, quizá por eso, con menos frescura y, sobre todo, menos arriesgado musicalmente hablando (Harding no se mueve mucho del soul más tradicional —a veces rozando el plagio— aunque añade a sus canciones toques de jazz, funk, gospel y pop que le dan un pequeño toque personal a las canciones).

El soulman de Míchigan se presentó en la sala BUT con una formación que repetía la de sus anteriores conciertos (guitarra, bajo, batería y teclados y saxo) y con la ausencia de coros, lo que lastró especialmente la interpretación de los temas de su nuevo trabajo. El concierto se vio afectado especialmente por el mal sonido que hubo en la sala (afectó tanto al sonido del grupo como a su voz), pero también, como en la ocasión anterior, por una cierta desgana del cantante, que se limitó a cantar las canciones y a hacer un par de bailecitos con la pandereta. El setlist se nutrió a partes iguales de los tres discos que ha publicado y funcionó especialmente bien con los temas más movidos, haciéndose aburrido donde más falla, que es en los medios tiempos. A alguien que suena tanto a Stevie Wonder o a Curtis Mayfield no le vendría ver intercalar un par de versiones de estos genios para añadir chicha a sus conciertos, que siempre acaban defraudando un poco.

El público, que abarrotaba la sala BUT, disfrutó con Next Time, On And On o con la canción que cerró el concierto antes de los bises: Need Your Love, pero se desconectó con cierta facilidad en otras partes de la actuación de Harding. Para cerrar la noche interpretó Explore, otro medio tiempo algo aburrido de su último álbum, y terminó con Keep On Shining (un muy buen tema de Soul Power que sí que es perfecto para cerrar un concierto). Esperemos que en su próxima visita a Madrid tenga un mejor sonido y ponga un poco de alma sobre el escenario, elementos fundamentales para diferenciarse del montón de revisionistas del soul que acabarán pasando sin pena ni gloria. Curtis Harding tiene tablas para ello.

Fotos: Adolfo Añino