La fecha llevaba marcada en mi calendario personal bastante tiempo, aunque con algún que otro interrogante. Por fin, poder ver a Crowded House en directo, presentando las canciones del muy notable Dreamers Are Waiting —no entré demasiado en sus «resurrecciones» previas, Time on Earth e Intriguer—. Pero, en un escenario, el 10è Festival Jardins de Pedralbes, totalmente ajeno para quien escribe. Y con el miedo de que el tiempo, siempre cruel, hubiera dañado la magia…  

Afortunadamente, los titubeos se esfumaron de un plumazo. Latitudes condales e idiosincrasias aparte, se agradece la comodidad y relax —especialmente tras el extenuante Primavera Sound—, junto a la amabilidad del personal del Festival. Y Crowded House no esperó un segundo a poner toda la carne en el asador con una «Distant Sun» tan musculosa como emocionante para arrancar el concierto. Un primer jitazo —entre las favoritas de un servidor— de un cancionero inagotable, que iba a mostrarse en todo su apogeo durante la noche. 

Aunque de la banda original solo quedan el bajista Nick Seymour y su absoluto líder y maestro de ceremonias —ese traje blanco—, Neil Finn, los Crowded House post-pandemia son un combo de aúpa y un asunto muy familiar. Porque el genio pop de Te Awamutu cuenta con sus dos hijos, Liam —estupendo a la guitarra y voces, además de divertido telonero junto a su hijo Buddy, de sólo cinco años tres generaciones de Finns en el escenario— y Elroy —batería—, más el mítico productor Mitchell Froom, responsable de los tres primeros discos del grupo más el mencionado Dreamers Are Waiting, a los teclados. Un quinteto— ampliado a sexteto en directo— que demostró su buen hacer en Barcelona, acompañados de un impecable sonido durante toda la velada. 

La primera parte del show sirvió para sentar las bases del mismo. Combinando acertadamente clásicos del calibre de «Nails in My Feet», «Pineapple Head» —¡ah! ese soniquete de guitarra — o «It’s Only Natural» con los nuevos temas, como los solventes singles «To the Island» y «Playing With Fire», o la magnífica «Show Me the Way», el concierto no tuvo momentos de bajón o desconexión popular. Aunque, sin duda, la primera gran ovación de la noche se la llevó «Fall at Your Feet», pluscuamperfecto baladón con la que Neil Finn testó —con éxito— las habilidades vocales del público del Festival. No sería la última vez…

Neil Finn en el Festival de Pedralbes. Foto: Víctor Parreño.

Tras otro de los momentos inolvidables del concierto en forma de una torrencial «When You Come» —geniales juegos vocales—, Crowded House entró en la segunda mitad de su actuación siguiendo el mismo patrón. Un reguero de joyas del pop de guitarras parido en las antípodas —la denominación de origen por excelencia—, ahora más oscuro, caso de «Private Universe», luego más jovial con «World Where You Live» —otro gran momento— en el que se fueron intercalando novedades como la excelente «Too Good for This World», «Love Isn’t Hard at All» o «Whatever You Want». 

Sin embargo, en este tramo pudimos ver a unos Crowded House gradualmente más sueltos y desenfadados, aumentando los solos de guitarra, intros y outros, o buscando la interacción con la audiencia, especialmente Neil —muy activo y bailón— y un socarrón Nick Seymour. En definitiva, el tono del concierto fue adquiriendo un evidente márchamo celebratorio. Algo que certificaron, por supuesto, las impepinables «Four Seasons in One Day» y «Don’t Dream It’s Over», que con su épica contenida y la participación del entregado público parecía destinada a poner el punto y final al recital. 

Por ventura, no fue así, ya que las encargadas de cerrar el concierto antes de los bises fueron la dupla «Weather With You» y «Something So Strong». Disculpadme el instante nostálgico o sentimental, pero ¿dónde estaría servidor —musicalmente hablando— sin la primera de ellas? Mi piedra Rosetta. Cuántas puertas abrió. Cuántos descubrimientos y escuchas provocó. Qué perfecta e importante fue, es y será para quien escribe… Y qué hermoso fue disfrutarla, tras tanto tiempo, en toda su belleza y —perdón por la palabra— comunión con la audiencia. No fuimos pocos las que la coreamos con el alma —o, al menos, nos dejamos la garganta—.  

Llegaba la hora de los bises, que arrancaron con Neil al teclado para interpretar «Chocolate Cake», una elección animada, jerrylewisesca, ¿pelín rara?… empalmada con nada menos que el «Heroes» de David Bowie. Parecía el momento excéntrico de la noche, pero Crowded House —sobre todo Neil— se la tomaron con sorprendente seriedad y aplomo. Tras ella, una petición antediluviana de la audiencia, la preciosa «Message to My Girl» de la era Split Enz —pre-Crowded House— con Neil Finn en solitario, logrando la intimidad más pasmosa en el preludio del final, a cargo de otra perla, «Better Be Home Soon». A casa con una sensación de vieja cuenta pendiente saldada. Con una sonrisa de oreja a oreja. Taking the weather with me…

Crowded House al completo en el Festival de Pedralbes. Foto: Víctor Parreño