Viernes 22 de marzo:

Los locales Tannhäuser fueron los encargados de abrir el festival, algo que ya hicieran hace tres años en su versión de Isla Cristina. Hace tiempo que Tannhäuser han dejado de ser una promesa. Con dos discos y un ep a cuestas y con la experiencia que da la carretera, su directo adquiere tintes épicos. Los sevillanos presentaron sobre el escenario del Teatro Alameda una propuesta muy seria y de una gran proyección, aunque de momento y como nadie es profeta en su tierra, se tuvieran que conformar con abrir el festival. En un final apoteósico en el que Iñaki García aporreaba su guitarra de espaldas a los asistentes, la interpretación de “U-Matic” servía de colofón para una actuación protagonizada por la experimentación y el kraut. Pelos de punta.

La banda formada por Sergio y Luciana llegaba a la cita con el hándicap del cambio de nombre. Cuestiones legales (otra banda catalana ya poseía el nombre con anterioridad) les hacían cambiar el nombre de su proyecto conjunto por Svper. Esta anécdota sirvió para abrir una actuación en la que los aún Pegasvs (el cambio de nombre se hace oficial el 14 de mayo), pasearon por las oníricas atmósferas de las canciones de su fantástico álbum de debut. Su amor a lo analógico y sus dinámicas melodías arrancaron los primeros bailes de los asistentes, en una deliciosa interpretación.

Lo de Julio de la Rosa es de otra galaxia. Ya sea en formato acústico o en eléctrico, el jerezano consigue dotar a sus composiciones de vida propia. Alterando su ADN aunque manteniendo el corazón, el resultado final es siempre sorprendente. Dotando de dramatismo y siniestralidad una actuación fundamentada en los temas de La Herida Universal y Pequeños Trastornos Sin Importancia, la banda de de la Rosa logró arrancar los vítores de un público entregado, esperando la crudeza de sus historias, apoyadas en una banda espectacular. “¿Acaso tú eres más feliz que los que nos enamoramos sin parar?”, se desgarraba Julio convertido en un auténtico mito. “Y si escuece, ¡que te jodan!”, parecía contestarse. Como único pero, la versión de “Kill the Mosquito” nos resulto algo descafeinada.

El londinense James Yuill fue una de las sensaciones del festival. Con su electrónica de salón y sus melodías delicadas, dejó a los asistentes boquiabiertos, si bien en mi opinión se equivocó con un set en el que dejó fuera alguna de sus mejores piezas, como “First in line” o “Give your away”. Con su euforia contenida y con sus brillantes armonías, James Yuill fue uno de los descubrimientos del festival para muchos de los asistentes. Lo hemos afirmado muchas veces, la electrónica es sin duda alguna el lenguaje del corazón.

Para finalizar la primera jornada, el disco punk funk de We Have Band hizo bailar al público con su mezcla de sintetizadores, percusiones y guitarras. Los de Manchester empujados por una histriónica Dede WeggProsser, alternaban complejidad y oscuridad en temas genialmente retorcidos, sublimando una actuación que conquistó a la parroquia sevillana.

Al finalizar los conciertos, la fiesta continuó en la sala Fun Club. Llena hasta la bandera, los asistentes bailaron hasta el amanecer los hits que pincharon La Mujer Barbuda Djs.

 

Sábado 23 de marzo:

El sábado parecía a priori el día más flojo. Dos bandas de las que no conocía casi nada (Ultrarouge y Amatolski) abrían la segunda jornada y me hacían dudar sobre la asistencia de público en esas tempraneras horas. No podía estar más equivocado, ya que tanto la asistencia de publico como estas dos bandas estuvieron por encima de lo esperado.

Ultrarouge es una banda procedente de Málaga, con vocalista francesa (Thalia B, ex Adictive Larsen). Poco más sabíamos de ellos. Pero su cuidada puesta en escena, por momentos delicada e inmediatamente después poderosa y despiadadamente ruidosa, nos dejó completamente impresionados a los asistentes. Con dos guitarristas portentosos y una contundente base rítmica, las canciones de Ultrarouge unen en su sofisticado sonido, la potencia melódica de Catatonia y la sexuada descarga de power pop de Transvision Vamp. Un grupo a tener muy en cuenta. Me declaro completamente enamorado de Ultrarouge.

Después del pico de potencia de Ultrarouge, la delicada propuesta de los belgas Amatolski se nos antojó más frágil aún si cabe de lo que esperábamos. Inne Eysermans y los suyos sonaron como un coro celestial, alternando la belleza de sus angelicales voces con samplers y teclados, lo que nos recordaba a los nórdicos I Break Horses. Otro gran descubrimiento y otro gran grupo de la escudería Green Ufos.

Había muchísima expectación para con los suecos Azure Blue. Las melodías de Tobias Isaksson son claramente deudoras de la tradición new wave y new romantic, y entre los asistentes al South Pop eso son palabras mayores. Apoyadas por videoproyecciones y con samplers que evocaban bosques y puertos umbríos, sonaron entre otros “The catcher in the Rye” o “Two hearts”, temas que volvieron locos a los asistentes, que aclamaron a la banda con uno de los aplausos más emotivos de la noche.

No, no estuvieron muy cómodos The Primitives. Con constantes problemas de sonido, los británicos estuvieron luchando constantemente contra corriente. Su vocalista Tracy Tracy finalizó el concierto chapurreando en español: “Normalmente sonamos de puta madre, pero hoy hemos tenido problemas”. A pesar de todo fue espectacular ver a esta histórica banda sobre el escenario y oír en directo un clásico como “Crash”. No fue su mejor concierto, pero para mí fue bastante. A bandas como The Primitives se les puede perdonar todo.

El crecimiento que Exsonvaldes han tenido en los últimos años ha sido exponencial. Parece que fue ayer cuando estos tímidos franceses vinieron por primera vez a Sevilla. Ya entonces y en formato semiacústico, nos dejaron ensimismados. Un Nocturama y un South Pop de Isla Cristina después, podemos comprobar en lo que se han transformado Exsonvaldes. Con un sonido muy potente y con un directo virtuoso y sobrecogedor, los franceses han abandonado la senda que los acercaba a Big Star para aproximarse a bandas del tipo Coldplay o Keane. Potencialmente llena estadios, pero sin abandonar la honestidad en sus composiciones, es un placer haber podido ver su crecimiento en estos años.

 

Buen ambiente, precios anti-crisis, espectaculares conciertos y grandes descubrimientos jalonaron el regreso del South Pop a Sevilla, un clásico sin el cual el inicio de las vacaciones de Semana Santa no es lo mismo. Esperemos con paciencia otros dos años para el regreso del South Pop a la ciudad que lo vio nacer.

Foto: The Primitives por Jose Manuel CeCa (facebook Green Ufos)